jueves, 28 de noviembre de 2019

Sin daños a terceros II

El asunto es que mi amiga Petite dice, que aunque le gusta mucho, y tiene una historia con la canción, ahora, Sin daños a terceros le suena a cobardía.

Yo pienso un poco en la cobardía como disfraz de la preservación, de la protección ante el dolor y la miseria del desamor. Puede leerse bastante azotado pero no me suena exagerado. Pienso que por esa misma protección: ¿cuántos se atreven a aceptar que se encuentran destrozados por una persona? 

En estos tiempos es más fácil postear que si no te duele en lo más mínimo cualquier estupidez no tendría por qué dolerte el amor, o el desamor o la traición o la destrucción de tus ilusiones. Cómo podría, si eres un guerrero que se ríe de la vida y que aprendió a ser fuerte y feliz.

Pero volviendo a la canción: cómo dejar eso que tienes, frente a lo que no sabes si acaso pudiera ser algo más que la complicidad libidinosa por la atracción física. Cómo saltar al vacío sin saber si la otra persona trae un paracaídas escondido o si en el último instante no saltará contigo. 

Me parece complicadísimo y suicida.


A mí la canción me suena a pésima suerte, no a cobardía.


1 comentario:

  1. Quizás el salto no deba darse esperando que esa persona (que no sabes si pudiera ser algo más) salte con nosotros, sino porque si fantaseamos con ello es porque algo ha cambiado con quien ya estamos.
    Las decisiones que tomemos en la vida deberían responder a lo que queremos o a lo que ya no queremos, sin depender de lo que deseen los otros. Lo que ocurra a partir de nuestra decisión es un añadido, un extra.

    Un abrazo

    ResponderEliminar