jueves, 28 de marzo de 2019

Soledades

Bueno, quienes se acercan saben que de vez en cuando (no sólo por día de muertos) me pongo a escribir versos. Estas son dos decimitas, creo que, bastante actuales.


Me siento tan infeliz.
Sólo un "forever alone"
instalado en la "friendzone";
nada más que una lombriz
salado hasta la raíz.
Con sueños de amor del bueno
que me haga sentirme pleno,
con una chica cualquiera
donde algún cariño hubiera;
dejar de soñar lo ajeno.

Y no importa si es bonita
o tiene cuerpo de diosa,
con que no resulte odiosa,
y aunque no sea hacendocita;
si la soledad me quita
yo la querré con locura,
seré un amante de altura;
despojado de atavismos
de censuras y machismos,
buscando buena ventura.


martes, 26 de marzo de 2019

cita de suicidas



...y la verdad es que a veces pienso en el suicidio, de repente me sorprendo pensando que sería mejor terminar con todo de una vez, pum, matarme y largarme. En realidad no sé qué fue lo que me hizo sincerarme de tal manera con una persona con la que apenas tenía menos de una hora de convivencia. Se me ocurre un sentido retorcido de la seducción, siendo que ella también me había soltado que era una persona depresiva que incluso debía medicarse; pero aun así me parece algo bastante retorcido de mi parte el recurrir a ese oscurísimo as bajo la camisa de cuadros que elegí precisamente para el inesperado encuentro. Lo que me devolvió por respuesta fue todavía más especial, especial en el terreno de lo pervertido, ya se sabe: Generalmente las personas así tienen dotes artísticas, dijo mirando algo frente a ella. Sólo asentí. Mi narcisismo me impidió contarle que pinto, dibujo y escribo, aunque creo que también estaba esperando podérselo contar después, guardando algunos trucos bajo cualquier otra manga.

La cosa es que en tan pocos minutos ya estaba yo pintando historias rosas con paredes fijas, pensaba en la aún lejana posibilidad de un futuro, así de imbécil soy. Estaba tan a gusto con esta mujer que el destino me ponía enfrente, aunque dudo que el destino tuviera algo que ver, pero la cursilería no se me quita; en todo caso fue la soledad mutua arropada por un grupo de facebook. Sea como fuere, ya comenzaba a acomodar los naipes para tejer los sueños.

Es gracioso. Al salir de casa sólo esperaba resultarle lo suficientemente atractivo para que quisiera meterse a la cama conmigo.

viernes, 22 de marzo de 2019

Buenos deseos




Es en serio??? Me responde por mensaje privado la exalumna a la que hace poco más de dos horas felicité por su cumpleaños. No tengo una mínima idea de a lo que se refiere. Será que mi gran boca me ha vuelto a jugar una mala pasada, he dicho algo que no debí decir, o, como otras tantas veces ha pasado, alguien ha interpretado como se le ha dado la gana lo que dije con mayor o menor veneno.

A qué te refieres? Le respondo a esta chica una vez que he terminado de elucubrar de qué puede estar hablando. No te hagas. Sólo dime si sí o si no, o explícame qué quisiste decir. He levantado mis cejas mientras terminaba de leer su respuesta. ¡Puta madre!, ¿a qué chingados se refiere? Sólo atino a poner como respuesta una carita que expresa mi ignorancia. En nuestra conversación virtual aparece el mensaje de felicitación que hace no tanto tiempo le envié: Querida Gaby. Te deseo, que siempre seas muy feliz. Te mando un gran abrazo con cariño.

¿En verdad he escrito una coma luego de deseo? ¿Le dije a esta chica por la que únicamente siento el cariño hacia quien siempre fue una buena estudiante y de quien podría decir que le agrado, por la manera siempre educada de tratarme, que la deseo? Porque mi escritura siempre es clara, las palabras precisas con los signos correctos, puntos y comas siempre puestos donde deben estar. Seré disléxico pero también obsesivo. Y ahora, ¿qué pasó?

Sigo en blanco, con docenas de ideas de posibilidades bailando slam en mi cabeza junto a un vacío en mi estómago provocado por la vergüenza del asunto. Ninguna idea sobresale sobre las demás cuando aparece un nuevo texto en nuestra caja de diálogo: Sólo dime, te gusto?...

Un instante antes de presionarle enter a la respuesta donde le explico que seguramente debido a mi dislexia he puesto una coma donde no debía ir, me detengo pensando en las nefastas posibilidades de abollarle la vanidad a una mujer y borro las palabras.

En su lugar envío al changuito avergonzado como preludio de un tímido y escueto: Sí, me gustas.

Para no hacer el cuento largo y debido a toda la paja de la larguísima conversación que prosiguió a mi falsa confesión, retacada de mentiras, resumiré diciendo que estoy afuera de su casa esperándola para ir al cine.

Después, no sé qué vaya a pasar.

viernes, 15 de marzo de 2019

de ¿mierdas?


¿Qué será más patético?, se preguntó Raúl mientras bajaba la pantalla del celular, ser el solitario que tiene que gritarle a todos, todos los días, todas las veces que sea posible, que es inmensamente feliz estando solo, o aquel que sólo tolera a su pareja luego de tantos meses, pero se pasa los días subiendo fotos donde ríen y hacen muecas que creen que pintan una gran felicidad. Miles de imágenes con la lengua de fuera y ridículas poses, con orejas y narices de perros, gatos y demás fauna, absurdas en alguien de su edad. “Qué son esas pinches visiones” (o mariconadas), diría molesto su padre si viera una sus fotos.
Ahora, tras quedarse varios segundos viendo a la nada, Raúl vuelve a una idea que ha estado reevaluando las últimas semanas. Una de esas ideas que parece se han vuelto verdades absolutas: la del mejor solo que mal acompañado. ¿En verdad una compañía mediocre puede ser más mala que no tener ni quién te pase el rollo del papel cuando tienes las nalgas llenas de mierda y no hay más en el depósito? O cuando con una infinita diarrea ese otro que un día te creyó genial –a pesar de todo– sienta la necesidad de hacerte aquel milagroso té que le hacía su madre e ir a comprarte las pastillas que te recomendó tu amiga la doctora, por un asunto de simple cordialidad, por mera humanidad.


¿Y este corriente escritorcillo con complejos de adolescente sólo sabe escribir de mierda y escatologías?, se preguntarán algunos distinguidos lectores.

Y sí, mierda y más mierda. Cagada tras cagada (en ambos sentidos de la palabra), pero, es que de cierta manera estamos reducidos a eso. Podemos alardear de ser todo lo sofisticados que queramos pero a la hora de cagar somos patéticos, y qué hay más patético que un hombre con el culo lleno de mierda y ni un puto papel para limpiar su vergüenza, que un hombre desnudo con el culo cagado.

De cierta forma todo lo hacemos mierda: el amor de una mujer, de un amigo incondicional, el amor de nuestros padres y hermanos; la libertad, la confianza, la paz mental de nuestros hijos. Mierda grotesca y maloliente. 

Y no hablemos del olor, que algunos volverían lo que hay en sus tripas. Pareciera que ese asunto de soportar de buena gana nuestros fétidos olores es una analogía de la relación que tenemos con los demás. Puedo oler sin dificultades la peste que ha dejado mi reciente cagada o de un hediondo pedo de la misma forma que creo tener siempre la razón: mi ideología es la adecuada, mi religión la correcta, mis gustos musicales son perfectos, y las cosas con las que me entretengo las más divertidas y alucinantes. 

Las pasiones opuestas a las mías son la penetrante peste de ese baño público que no se ha limpiado cuando ameritaba, y en el que me horrorizo un poco al entrar. Aunque no hay que ir tan lejos, es lo que queda en el aire del baño de tu casa cuando tu padre ha salido. También te horroriza. 

Sólo eso.


viernes, 8 de marzo de 2019

entre mentiras y costillas


Me asombra ver que para mucha más gente de la que hubiera pensando, la investigación de Darwin sobre nuestro origen no es otra cosa que un descabellado cuento de un blasfemo lleno de imaginación. Y ocioso, porque a nadie más que a un ocioso se le podría ocurrir estupidez de ese tamaño. No es esta una historia que debiera repetirse para adquirir el traje de la verdad, no, es simplemente el resultado de una investigación de no sé cuántos años y el valor extraordinario para desafiar la mentira repetida mil veces y las idiotas mentes que la albergaban, que la albergan, que la albergarán. Ya se ve.

Millones siguen creyendo que nuestro origen lo debemos a la maleabilidad del barro y a la bondad extraordinaria de un padre justo y sabio, ¿y bueno?, se supone que también, aunque el libro de historias en que de él se habla lo pinta en bastantes ocasiones como un desalmado hijodeputa digno héroe de un filme gore. Un hombre (varón) hecho de barro a viva imagen de su creador (en exceso vanidoso este dios nuestro), y que, una vez formado y horneado, de una costilla suya la elaboración todavía más extraordinaria de una mujer: la compañera necesaria.

Pero, qué no los hechos dicen en todas las circuntancias que el asunto es al revés: la mujer da la vida. O, este Adán, que así es como se nombró a la creación, lloriqueó tanto y de forma tan obsena que, este dios vanidoso descubrió también su misoginia, y, una vez creada la compañera del dolorido hombrecito, decidió que era mejor que todo el asunto de crear vida recayera en la nueva creatura, a la que por alguna razón se nombró Eva.

Lo que Darwin contó es menos elaborado, pero desde mi pequeña opinión, también, más creíble. La consecuencia natural de la evolución de seres que se adaptan a las circunstancias que enfrentan. Un simio al que el progreso fue transformando hasta que lo dejó en lo que se nombró homosapiens. Aun así, millones (como ya había dicho) prefieren la historia del barro (sin misoginia incluida) que la de la evolución de las especies (con cráneos incluídos).