martes, 28 de marzo de 2023



Soy cuadrado. En ocasiones bastante. Es una de esas cosas que me impresionó cuando fui totalmente consciente de ello, porque resulta que la cuadratura no es una cualidad admirable, ni que tenga que ver ni un poco con este traje de librepensador que me confecciono. Cómo, ¿cuadrado yo? Y tan cuadrado. 

Pues sí, así son las cosas.

Y si acaso es cierto aquello de que para cambiar algo primero hay que aceptarlo, pues ya está. Jajaja. Pero me inclino más a creer que si de casualidad llego a cambiar, será sin que yo plenee que así pase, aunque sí pienso que el haberlo hecho consciente es parte de ese proceso.

Mientras, sigo cuadrado, algo disléxico y con una pandillita de inofensivas tocs, armando mi inútil rompecabezas.

miércoles, 22 de marzo de 2023

Hojas

 


Es el nogal de la casa. Son cientos de hojas que no cayeron. Que ni el viento ni la lluvia pudieron desprender, que se negaron a caer, a soltarse.

Llegará la primavera y ahí siguen, aferradas. A pesar del aguacero que se dejó venir hace dos días.

¿Es persistencia o terquedad?

domingo, 19 de marzo de 2023

¿Suerte?

Será demasiada suerte, no estar en el lugar ni en el momento nefastos. Una simple casualidad, la suma de muchas, una concatenación de fortuna, la extensión de la buena estrella de algún antepasado. No lo sé. Pero la fortuna nos sonríe.

Hace tres años los niños ya no volvieron a la escuela y las calles se vaciaron. No en todos lados, aquí se veía bastante movimiento. Yo salía casi a diario a comprar algo: despensa, medicina, pañales, sueros o cualquier cosa para mi madre que parecía que nos dejaba.

Pero no nos dejó. Aquí sigue. Delgadísima y avejentada, pero quizá por primera vez en su vida disfrutando de lo que sembró cuando pudo. También disfrutando de ese hombre con quién decidió hacer su vida y de quien ha comprobado todo el amor del que era capaz y que quizá jamás imaginó; siempre fue tan seco.

Suerte o no, aquí la tenemos. Y todavía la vemos sonreír.



jueves, 16 de marzo de 2023

del contar

Dice varias veces Javier Marías en "Mañana en la batalla piensa en mí", libro con el que se llevó el Rómulo Gallegos: que no toleramos que nuestras personas cercanas desconozcan lo que nos ha pasado, los grandes cambios de nuestra vida. Que necesitamos que sepan lo que pasó, lo que dejó de ser o lo que ahora es.

Pero la verdad es que a mí no me interesa nada contar mis penas o mis alegrías a los demás. No a los demás, sino a esa gente que es nuestra y por eso le tenemos esa confianza y por eso nos surge esa necesidad. Generalmente me guardo mis cosas. Y si nadie me pregunta nadie se entera. Porque sí me he dado cuenta que disfruto contando, contándome.

Aunque debo decir que alguna que otra vez en los últimos meses he sentido la necesidad de platicarle a alguien la historia completa de mi último enamoramiento, con todos esos puntos específicos a los que les he dado valor, o que les di en su día.



viernes, 3 de marzo de 2023

De los Artistas

 


No sé, está frase de aquella escritora mexicana que descubrí en una clase me deja pensando en muchas cosas. 

Me hace pensar por ejemplo en esa dualidad para mí contradictoria entre el ego y el miedo, entre la cobardía y el narcisismo.

Y si me voy por aquello del "ser artista", híjole, hay bastantes senderos no del todo claros, al menos para mí. 

En este tiempo donde los artistas parecen salir de la maleza, la palabra se me vuelve un poco chocante. Porque parafraseando a Síndrome: si todos somos artistas, nadie lo es.

Pero entonces, tomando en cuenta la frase, esos hijos de Eugenio Ampudia no pueden crear arte. Porque no hay valentía ni coraje ni cosa parecida en ese copipaste en cadena del que forman parte y se alimentan, en esa mierda perfumada de autohalagos que es círculo vicioso en decadencia, donde esperan volverse una especie de Wharhols.

Sobre todo no existe la valentía de aprender, de hacer de la práctica deliberada el medio para el fin de poder llegar al límite de tu talento, de ser lo mejor que podrías ser.


En fin, podría incluso pensarme como una obra, tomando en cuenta la psicoterapia: el arrojo, la valentía y la fuerza que se necesitan para enfrentarla, en efecto, no son para cobardes. No me parece descabellado, una obra de arte en construcción, el esmerado trabajo de un verdadero artista. 

Aunque quizá eso sea pecar de narcisista.