lunes, 30 de noviembre de 2020

otro poema

 Quise cobrarle al destino
lo que creí merecerme.
Que tras tantos descalabros 
el amor quisiera verme
caminando acompañado
de quien quisiera quererme,
quien me mirara sin asco
a pesar de conocerme.

A lo largo de la vida
uno se llega a enterar
que encontrarte quien te quiera
resulta fundamental;
que ni cosas ni dinero
paz te pudieran brindar
como sentirte completo 
cuando la puedes mirar.

Y ofrecerle todo el mundo
con una sola sonrisa
y que mirando tus ojos 
olvide todas sus prisas,
y todas sus desventuras
pensando en futuras dichas;
así somos, qué le hacemos:
a apostar todas las fichas.
 
Verme a mi edad y encontrarme
tan de repente contigo
sin haber planeado nada,
sólo ser, sin artificios;
y darme cuenta de pronto
que todo era tan recíproco.
Cómo no me iba a poner
a agradecerle al destino,
a cantar lindas canciones
y escribir tantos versitos,
y pensar que el mundo juntos
nos comamos enterito.
Tomándonos de la mano
mirando hacia el infinito.

jueves, 26 de noviembre de 2020

rehabilitaciones II

No sé por qué razón, pero cuando busco tutoriales en Youtube, la plataforma decide primero mostrarme algunos videos bastante malos, de gente que me hace envidiar su elevadísima autoestima. Pero con un poco de paciencia y suerte, luego de ver esas horribles creaciones han aparecido videos realizados por gente muy capaz, que te obliga a agradecer a dios la existencia de Youtube.

Me pasó con el dibujo con lápices de colores, los sketchbooks, la encuadernación, la serigrafía, y claro, la pintura. Y felizmente, una vez que das con ese gran video de ese gran maestro, la plataforma decide premiar tu paciencia con videos similares, y así conoces a otros talentosos enseñantes. 

Esta estrada tiene el propósito de rendir un pequeño homenaje a esos que me han ayudado a rehabilitar mi capacidad pictórica. Caso aparte sería Antonio García Villarán, de quien seguro he visto más videos que de ningún otro artista. Pero él sobre todo me ha instruido en conocimientos de arte y pintura.

 


 







martes, 24 de noviembre de 2020

silencio

 "El silencio aturde con su compañía"
me empeño en sólo ver morir el tiempo
el ruido de la tele nada altera
porque el silencio emerge de mi cuerpo. 

Nada me turba mas estoy turbado
la vida sigue a tiempo, no la siento
cada minuto me taladra un poco
con días de implacable cumplimiento.

¿Será que un día me llames?, que me busques
pintando una sonrisa en el momento
en que me digas Hola nuevamente
recalentando todo lo que tengo.

Y mientras, el silencio me acompaña
y escucha tan paciente mis lamentos,
se apiada cuando canto mis canciones
me observa mientras escribo otro verso.

viernes, 20 de noviembre de 2020

rehabilitaciones

Creo ahora, por muchas razones, que una de las mejores cosas que me pudieron pasar en la vida fue divorciarme (quizá también deba escribir sobre eso luego). Además del hecho de volver a enamorarme –y de qué manera–, jajajaja. 

La verdad es que estando casado dejé de pensar en mí y estaba casi exclusivamente dedicado a satisfacer los deseos de mi esposa y a pasar tiempo con mi hijo. No es una queja, nunca me pesó hacerlo. Pero a veces, cuando uno se aleja y mira las cosas a cierta distancia, puede ver cosas que jamás percibiría siendo parte de ellas. Como al pintar. Yo era feliz, hasta donde la convención recibe el término. Me sentía feliz. Pero, como he dicho antes, dejé de pensar en mí, relegando mis pasiones. Adquirí una muy poderosa.

Aunque lo que venía a teclear es, que tras esos años de vida en pareja, dejé de pintar, como llevaba haciendo los últimos años. Nunca demasiado, porque era sólo un hobby, pero me alcanzó para organizar exposiciones. Lo único relacionado con el dibujo o la pintura en esos días, eran los dibujitos que le hacía a mi hijo de sus personajes favoritos, los Backyardigans y otros monitos de Disney, pero sólo eso.

La cosa es que ya separado, al volver a tratar de pintar, mi habilidad con los pinceles y la pintura se había deteriorado bastante. Hice algunos ejercicios con acuarela con resultados poco satisfactorios para mí, que me decepcionaron un poco.

Y es recién en los últimos años que creo haber recuperado, o incluso adquirido, mayor habilidad de la que nunca tuve. Al menos eso creo. Es obvio que la práctica hace milagros, pero también sé que una buena parte de la responsabilidad en el desarrollo de esa habilidad, la tienen los talentosos maestros de Youtube que he encontrado en el camino.

Y bueno, casi estoy seguro de que si no me hubiera divorciado nunca me hubiera puesto a escribir.

 



alguien así

...encontrar alguien así, que entienda nuestro a veces retorcido humor y celebre nuestros chistes, que nos invite a ponerle atención por una convicción más que por una cortesía, que no se canse de esta monótona rutina de la que no nos damos ni cuenta, que la reinvente. A la que podamos seguir mirando con la misma fascinación de las primeras veces.

domingo, 15 de noviembre de 2020

de las vergüenzas

Sentía siempre vergüenza anticipada sólo de pensar que iba a darle vergüenza.

Con esa misma angustia se había aproximado también al joven a quien había conocido hacía un año y con el que era feliz quizá precisamente porque nunca separaba su cuerpo de su alma y con él podía vivir por entero. En aquella indivisión residía su felicidad, sólo que tras la felicidad siempre se agazapaba la sospecha, y la chica estaba llena de sospechas. Con frecuencia pensaba que las otras mujeres (las que no se angustiaban) eran más seductoras y atractivas, y que el joven, que no ocultaba que conocía bien a aquel tipo de mujeres, se le iría alguna vez con alguna de ellas. (Es cierto que el joven afirmaba que ya estaba harto de ese tipo de mujeres para el resto de su vida, pero la chica sabía que él era mucho más joven de lo que pensaba.) Ella quería que fuese suyo por completo y ser ella por completo de él, pero con frecuencia le parecía que cuanto más trataba de dárselo todo, más le negaba algo: lo que da precisamente el amor carente de profundidad y superficial, lo que da el flirt. Sufría por no saber ser, además de seria, ligera.
 
Esto es de "El libro de los amores ridículos" de Milan Kundera. Creo que todos nos podemos identificar de alguna forma con cada una de las historias que narra. Con algunas demasiado, como yo con esto que pongo aquí arriba. Leer esto es como darte cuenta que alguien está explicando eso que sientes pero que difícilmente podrías poner en palabras. Bueno, eso es lo que hacen los buenos escritores, como dice Gavrí: un escritor escribe lo que le pasa a todos los hombres.

Qué difícil hablar de esa vergüenza anticipada, de esas incompletitudes, temores, pensamientos saboteadores. De todo lo que aparece en nuestras pobres mentes cuando queremos de verdad a alguien. 

 


Cómo

¿Cómo no iba a armar historias, a construir castillos, a cargarle mil sueños al futuro? ¿Cómo iba a dejar de vestir hechos de casualidades para tragarme completa la historia que en otros me parecería risible seguramente? ¿Cómo no iba a pensar que de alguna manera la vida, por alguna absurda razón, o sin darse cuenta; me hacía un precioso obsequio, me daba un amor bonito luego de tantos años y fristraciones, luego de tantos intentos frustrados, luego de algún que otro aprendizaje?

¿Cómo no iba a ilusionarme como un chiquillo, abrazado feliz a tu cintura?

 


 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

un pensamiento

No recuerdo de qué manera, pero en algún momento pensé, hace no sé cuántos años, que yo sería quien terminaría cuidando a mi madre en caso de que estuviera convaleciente. Y quien realmente la cuida es mi padre, pero sí ha sido necesario estar ahí.

El pensamiento me parece, evidentemente, una manifestación de mi narcisismo. Pero también evidencia ese deseo manifiesto tan grande que tengo por ser reconocido, sobre todo por mis padres. Creo que es un pensamiento que engloba mucho de lo que cargo dentro, del que supongo podría hablar por horas. Sobre todo por aquello de mis divagues.


mundo de inútiles

La teoría de Darwin dice que fuimos adquiriendo habilidades en función de irlas necesitando. Cada vez nos esforzamos más, y por tanto, cada vez fuimos más capaces y tuvimos más recursos de los que echar mano: evolucionamos.

Pero uno de los principios de la tecnología es el tratar de hacer la vida cada vez más fácil para quienes puedan adquirirla. Los coches más modernos tienen complejos sistemas que pueden estacionarse sin necesidad de que uno meta las manos, tienen sensores y cámaras que señalan la proximidad de objetos atrás del automóvil, entre otras cosas. 

Se busca la comodidad de los usuarios, y creo también, de forma colateral, claro, la próxima estupidez de quienes han dejado de utilizar sus sentidos para resolver su vida, y en automático viven su día a día apoyados por todo tipo de instrumentos. Piénselo un poco, cuántos números de teléfono y fechas de cumpleaños podíamos recordar antes. Cómo nos cuesta recordar cosas ahora.

Entonces pienso que las nuevas generaciones serán más estúpidas todavía, más estúpidas cada vez. Ya todo es tan fácil, y cada vez lo será más, ya que ya no hay esfuerzos por hacer. Y lo que no se usa se atrofia. 

Porque ya ni siquiera pueden pensar. He visto que hay videos en Youtube donde se explica de qué se trató la serie de moda, porque los centenialls no alcanzan a digerir un argumento un poco complicado. Tengo un sobrino muy querido que es un as para los videojuegos, pero que se aburre horriblemente cuando jugamos a las Damas chinas. El problema es que debe pensar para jugar ese elemental juego. Y pensar es complicado.

Y bueno, recientemente fue popular en facebook un artículo que asegura que la última generación tiene menor coeficiente intelectual que sus padres. Ninguna sorpresa. Si los jóvenes no tienen conexión a internet no tienen idea de qué putas hacer.

 

lunes, 2 de noviembre de 2020

nostalgias

Tenemos un nuevo inquilino en la casa. Un perrito que sustituirá al Demi cuando se vaya al cielo de los perritos. Mi papá lo bautizó Simba, por el tono de su pelo, semejante al del rey de la selva.

Mi madre, quien tiene una cultura popular casi nula, me pidió que le pusiera "El rey león" para ver quién era Simba. Así que después de la comida le puse la película y me retiré a intentar escribir. El volumen estaba lo suficientemente alto para que lo pudiera escuchar, así que además de tener al alcance todos los diálogos, me llegaron las hermosas canciones de esta tan entrañable película.

Y entonces llegó también el recuerdo de aquellos días, de hace más de diez años, cuando me ponía a cantar todas las canciones del Rey león con Gil. Lo pude ver cantando conmigo, lo vi soltando una especie de alarido emulando a Pumba: cuando un joven era yoooooo. 

Creo que salvo "Esta noche es para amar", cantábamos todas las demás canciones.

Me invadió la nostalgia.