miércoles, 29 de enero de 2020

tres años

Cuántas cosas pueden pasar en tres años. Un joven puede completar sus estudios de secundaria o preparatoria siendo un alumno regular. Se puede estudiar una licenciatura express, sabatina o ejecutiva, dependiendo del lugar en donde se haga. Se puede también pagar un auto comprado a crédito, aunque al terminar de hacerlo el vehículo cueste mucho menos de lo que se ha desembolsado por él.

A cuánta gente nueva se puede conocer, en el aspecto más vacío de la palabra, en treinta y seis meses. Con cuántas miradas deseosas se puede uno cruzar mientras se camina por la calle o se espera el autobús, cuando se hace la fila del banco o se escogen las verduras en el supermercado. A cuánta gente de debe conocer forzosamente ante el empeño del amigo que no puede entender que lleves tantos meses en la, para él, más devastadora soledad. Será que cada vez hay más gente que no soporta estar con ellos mismos.

Cuánto podemos cambiar en tres años. Evolucionar. Darnos por vencidos. ¿Cuánto rencor o esperanza se pueden acumular en nuestros abismales corazones? Cuánto se puede afianzar un amor, tomando el territorio a perpetuidad, degollando cualquier atisbo de interés sexual más allá de la satisfacción carnal y momentánea. ¿Cómo se va tejiendo un parasiempre?



martes, 21 de enero de 2020

de la bestia interna...



Dentro de cada hombre habita un monstruo, creo que es más apropiada la adjetivación de Martin: una bestia salvaje. Una bestia que da rienda suelta a su instinto, el de matar y el de satisfacerse, el de pasar por encima de cualquier cosa con tal de lograrlo.

Por eso me parece en extremo pertinente el nombre del performance de las chilenas Lastesis: un violador en tu camino. Porque hay un posible violador dentro de cada uno de nosotros. Es una de las caras de esa bestia.

Y sé que muchos hombres argumentarán que a ellos ese saco no les queda, aunque seguramente en el fondo saben que sí. Pero cómo va uno a aceptar públicamente semejante barbaridad. Esas cosas no se dicen.

Y si a los poseedores de semejantes monstruos se les ha educado desde pequeños diciéndoles que ellos valen más que una mujer, que ellos pueden más y que ellas deben satisfacerlos. Es una pésima combinación.

Y no puedo ver un panorama alentador cuando veo una generación que normaliza la misoginia de las canciones y que está en contacto con todo tipo de material videográfico sin ninguna restricción, que parece motivada por la estupidez que ve replicada en todos los medios, cuando ve a sus padres reír y divertirse con situaciones que nada tienen de divertidas.

No sé, me da algo de miedo el mundo que se nos viene.

martes, 14 de enero de 2020

Simulacros

"Habituado sin saberlo a los ritmos de la Maga, de pronto un nuevo mar, un diferente oleaje lo arrancaba de los automatismos, lo confrontaba, parecía denunciar oscuramente su soledad enredada de simulacros".

Esta parte final de estas líneas de Cortázar me hace pensar en mucha gente, en lo que mucha gente se esmera en mostrar en sus redes. Esos supuestos posteos divertidos o que intentan dejar en claro su felicidad e independencia, me parecen denunciar esa soledad enredada de simulacros.

El simulacro de ser feliz, con todos sus disfraces y todas sus facetas; con esa obsesión por señalar que ya no son las personas –ingenuas, cariñosas, ignorantes, tontas– que eran, porque ya aprendieron y ya se dieron cuenta y ya son conscientes, porque la vida los ha hecho fuertes.

¿En cuantos simulacros estamos enredados?



martes, 7 de enero de 2020

las nubes y la luna

A veces me parece ridículo el culto que se le rinde a la luna. Muchísimo más absurdo que el que se rinde a las rubias en ciertas partes del mundo.

No sé, yo veo la luna completamente ordinaria. Un punto blanco en el cielo, una mancha solamente. Pienso que las únicas veces en que se ve realmente hermosa es cuando hay nubes al rededor que la visten de gala, nubes que conforman junto a ella una imagen bella en su contraste y en las caprichosas formas que la nube puede tomar; porque la luna siempre es la misma, redonda y estable. 

Pero es a la luna a la que se le han compuesto versos y canciones, de la que se habla y a la que se admira.

Pienso que son las nubes las que hacen magia en el cielo. Hacen piruetas geniales con el viento y magníficos reflejos con el sol, y cambian, se mueven, se transforman, buscan nuevos colores y nuevas formas, nuevos maravillosos contrastes.

Y la luna. La luna no pasa de mismas fases de siempre.