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Existe un fenómeno llamado “timidez de los árboles” según el cual sus
copas no se tocan… Son un claro ejemplo de respeto al espacio de los
otros.
- ¿Dices que deberíamos aprender de ellos?
- Es la naturaleza manifestándose ¿no? Sobreviven y conviven respetándose…
- A distancia…
- La justa y necesaria para ser.
- ¿Insinúas que no podrían ser si se tocaran?
- No lo sé… Serían… distintos, seguramente. Y supongo que habrá una importante razón para que no lo hagan.
- ¿Y tú eres uno de ellos?
- ¿Yo? No, ¿por qué?
- Porque no estás tocando mi copa y a mí me da frío esta distancia.
Este es un hermoso texto de mi amiga Alís Gómez que describe un ideal. El ideal de una relación de pareja, al menos desde mi punto de vista.
La
distancia justa y necesaria para seguir siendo, a pesar de estar unidos
sentimentalmente a alguien. Que nadie tenga que renunciar a nada por
estar con alguien. Estar uno al lado del otro como los árboles, ahí,
dispuestos para cualquier cosa pero respetando nuestra individualidad.
Pero
con los toques pertinentes y necesarios para nosotros que sí
necesitamos el contacto físico: caricias, abrazos, besos, sexo; las
manos enlazadas al cruzar las avenidas y el abrazo infinito luego del
gozo carnal en un amor que no intente poseer. Los brazos que sin saber
como confortan en los momentos tormentosos.
Se habla mucho de que en una pareja, cada uno de sus miembros necesita "su espacio", no ser abrumado, ni mucho menos controlado, por el otro. Tiene que haber un equilibrio entre contacto estrecho, sea del tipo que sea, y libertad individual. En el caso de los árboles (me ha ecantado ese símil), sus copas no se tocarán, pero se dice que sus raíces están en permanente contacto, de modo que, en caso de necesidad, uno da energía al otro. Pues lo mismo podríamos trasladar a las parejas sentimentales. En nuestras raíces está la verdadera ligazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuanta razón tienes amigo.
EliminarMe parece muy acertada la relación de los árboles comparándola con nosotros, por un lado estar tan unidos como sus raíces al tiempo que nos dejamos ser como sus copas. Ideales. Y cosas que se pone uno a pensar.
Abrazos Josep.