viernes, 3 de noviembre de 2017

tan lejos de dios


Aquí en México el idioma que hablamos, que yo llamo español mexicano, nos viene del castellano, al que generalmente llamamos español. Es un castellano que se amalgamó a ciertas palabras de náhuatl, que era la lengua dominante en el centro del país, mas no la de mis ancestros jñatjo (mazahuas).

Pero siendo que este hermoso país está tan lejano a dios y tan cerquitita de los Estados Unidos, es que las nuevas palabras, emanadas de las nuevas tecnologías, las hemos tomado del inglés; así que a pesar de hablar “español” nosotros no tenemos ordenadores ni móviles, tenemos computadoras y celulares (computer and cellphone).

De hecho, podría jurar –poniendo mi colección de Mates como garantía– que ahora tenemos en nuestra habla cotidiana muchos más anglicismos y algún que otro término francés –por aquello del buen gusto–, que palabras prehispánicas. Digo, hay lugares donde te podrías creer que estás en algún lugar de gringolandia viendo todas las marquesinas de restaurantes y tiendas en inglés. Is this real?

Pero bueno, el detonante de toda esta perorata inútil fue que al buscar una imagen para ilustrar el posteo anterior sobre las seños, me encontré con que en una buena parte de Latinoamérica, si no es que en toda ella, a las maestras desde preescolar hasta sexto de primaria se les sigue llamando seño, como yo llamaba a mis maestras en el kínder y como en este país no he vuelto a escuchar que llamen a las educadoras.

Pero qué quieren mis estimados lectores, estamos tan cerca del imperio que poco a poco se están apropiando de nuestro idioma, y tan lejos de diosito que poco podría hacer para evitarlo. Oh my god!


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