martes, 4 de diciembre de 2018

1984


El 12 de febrero de 1984 yo cumplía cuatro años y Julio Cortázar moría. Al día siguiente nació quien se convertiría en el amor de mi vida, o eso creo, y cada uno cree lo que le da la gana o lo que puede creer, que no es lo mismo. 

1984 es el título de un libro inmortal, uno de esos nombres que flotan en el imaginario colectivo en contextos medianamente cultos. El año que titula la obra no esconde enigma alguno, corresponde únicamente a la inversión de los dos dígitos finales del año en que se escribió: 1948; pero el libro se publicó el 8 de junio de 1949, el día en que nació mi padre. Y mi padre en vez de apoyar a los 49ers de San Francisco sigue a los Dallas Cowboys. Cosas de la vida. Simples casualidades.

En menos de un mes comenzará 2019, 35 años después de la citada fecha, y alguien que desconozca de estos asuntos podría jurar que muchas de las cosas escritas por Orwell no llevan más que unos meses escritas, que sólo se describe nuestra realidad. Aunque podría decirse que teniendo un conocimiento básico sobre la estupidez humana no ha sido tan difícil profetizar sobre el futuro de esta insensata especie; la lógica es bastante simple a veces.

Tres botoncitos:

En realidad no habrá pensamiento en el sentido en que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no pensar, no necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconsciencia.

...de todos los entretenimientos para los proletarios. Allí se producían periódicos que no contenían más que informaciones deportivas, sucesos y astrología, noveluchas sensacionalistas, películas que rezumaban sexo y canciones sentimentales compuestas por medios exclusivamente mecánicos.

Que la Humanidad sólo podía escoger entre la libertad y la felicidad, y para la gran masa de la Humanidad era preferible la felicidad.

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