miércoles, 19 de diciembre de 2018

Reflexión prenavideña


Será mi pesimismo habitual pero pienso que la gran mayoría de las voces indignadas ante la violencia en redes contra la joven oaxaqueña está vestida completamente de corrección política. 

Porque podría asegurar que si llego a una fiesta familiar o me paseo por el centro comercial para ir a ver una película de la mano de una chica con las características de Yalitza sería criticado de forma contundente. Que qué hago con una india. Que si parece que vengo con la sirvienta. Que si no importa como vista la mona, claramente no se verá mona ante miradas educadas tan pobremente. Las de casi todos, ya se ve.

Porque la doble moral deja salir los prejuicios cuando no pueden resistir más tiempo guardados pero es precavida para proveer una respuesta decente y políticamente correcta en determinadas situaciones, como si acaso en la sobremesa aparecieran las voces idiotas contra Alexa Moreno y su complexión física.

La realidad es que Yalitza seguirá actuando, seguramente de la mano de directores del tamaño de Cuarón, pero los roles en los que la quieran incluir no se mueven más allá de la sirvienta, la comerciante de tianguis, la esposa del narco, la campesina. Porque puedes poner un poco de hollín a Thalía y escucharla en una ridícula habla supuestamente de pobre, pero no al revés. La gran señora, la rica, la media naranja del joven apuesto, esos no, esos arquetipos no son para ella por más premios que pueda seguir recibiendo.

Mientras, la envidia (muuuuuuucha envidia) y los prejuicios seguirán forcejeando con la corrección política y los defensores de la justicia.

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