domingo, 20 de enero de 2019

reencontrando a Ruby


Hace dos días volví a ver Ruby Sparks (Ruby Sparks: la chica de mis sueños) y disfruté muchísimo la experiencia. Con independencia de la linda posibilidad de ver a Zoe Kazan en 16:9, fue muy agradable volver a ver esta fantástica historia, por cierto, escrita por ella. Recordaba que me había gustado bastante la historia pero sólo eso. Ahora la disfruté más, mucho más. Si alguno de ustedes la ha visto y es lector de este blog se podrá imaginar que me habré identificado con el protagonista, un escritor algo traumado que va al psicoanalista.

Y creo que esa es la razón fundamental de que esta revisión del filme me haya resultado tan placentera. Y también está la cosa de poder ver mi reflejo sin voltear la mirada, lo que representa un avance enorme, o eso quiero pensar. 

En 2012, cuando la película se estrenó, yo no escribía (al menos no con regularidad), y mucho menos tomaba sesiones en el diván. Así que entonces no hubo ningún tipo de identificación salvo el deseo de tener esa posibilidad extraordinaria de "tener"a esa mujer.

Hasta hace pocas semanas experimenté un bloqueo, aunque no es un bloqueo total porque he escrito cosas para el blog, pero eso sobre esa historia que intento escribir se ha escondido muy dentro y no quiere salir; y con eso de que las musas sólo se quedan si estás trabajando, pues está cabrón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario