Pienso en Arya Stark y en la sentencia que tan sinceramente le obsequia Melisandre, la sacerdotisa roja, cuando se conocen; después de mirarla y ver en sus ojos quién sabe cuántas cosas más. Pero también podría pensar en Tai lung, el poderoso villano del Kung fu Panda, al que le fue descubierta por el sabio Ogg way; negándose a compartirle el secreto para el poder ilimitado.
La heroína, quizá la favorita de Juego de tronos, y el villano. ¿Será acaso una oscuridad distinta la que pinta el corazón de ambos personajes? Quizá muchos dirían que sí, porque Arya es la heroína y Tai long el despiadado villano. De una cosa creo estar seguro, ninguno puede hacer nada para dejar de tener eso que tiene dentro.
Esto me vino a la cabeza de recordar esa frase de Jung: Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad. Sólo yendo a esos lugares oscuros y vergonzosos puedo ver la luz al final del túnel; sólo arrastrándome por el lodo puedo salir, al fin, limpio.
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