sábado, 23 de noviembre de 2019

¿sin daños a terceros?

Petite Bogeria me ha puesto a pensar sobre la que considero la mejor canción de Ricardo Arjona: Tarde: sin daños a terceros

El meollo de la canción es este:

Tú ibas con él, yo iba con ella, jugando a ser felices, por desesperados, por no aguardar los sueños, por miedo a quedar solos.

Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte, tanto inventarte,
tanto buscarte por las calles como un loco, sin encontrarte;
y ahí va uno de tonto, por desesperado, confundiendo amor con compañía;
y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja,
te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón.
Y no tengo nada contra ellos, la rabia es contra el tiempo por ponerte junto a mí... tarde.


Un asunto complicado. Encontrar al amor de tu vida mientras tú recorres la tuya de la mano de una chica cualquiera; encontrarla, de la mano de un tipo que no sabes si es su novio, esposo o cosa parecida. Pero compartir una mirada, una mirada que muestra muchísimo más de lo que el cruce de los ojos enseña a dos personas que se encuentran mutuamente atractivos. Quizá es el simple placer por la contemplación de la belleza. Quizá sea algo más, pero cómo saberlo. Cómo saber si ese acompañante no es más que un amigo confianzudo al que se le ha permitido compartir el camino entrelazando las manos, cómo saber si no es el marido, el hombre con el que se ha jurado frente al altar compartir alegrías y tristezas y compartir enfermedad y felicidad. Cómo, si uno trae de la mano a una mujer en idéntica indefinida situación.

Pero, como escribí hace muy poco, en realidad no tenemos ninguna certeza, y, como escribí hace mucho, un afortunado cruce de miradas no revela nada, mas que atracción mutua, la posibilidad de un encuentro fantástico a partir de la mirada compartida que alborota a las mariposas. Nada más allá del deseo. Nada más que una posibilidad.

Cómo saber si las mariposas del deseo, alebrestadas al más mínimo estímulo, pudieran despertar a los rinocerontes del amor de la persona hecha para soportar tu mierda.

A mí todo este asunto sobre el que se pudiera decir muchísimo más, me resulta brutal. Porque no hay nada seguro. Pero en caso de que se tratara de esa persona única y especial, qué hacer. Cómo buscar la posibilidad de hablar con ella si ambos caminamos encadenados a otra persona. 


Pienso también un poco en aquello de la ley de Murphy.



5 comentarios:

  1. Si las dudas surgen sólo de un cruce de miradas, puede resultar más sencillo. Lo difícil es cuando vamos más allá y descubrimos a una persona que, en otras circunstancias, se hubiera convertido en el amor de nuestra vida (o en uno de ellos), y no nos sentimos libres.

    Interesante entrada

    Un abrazo

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    1. Encontrar a una persona especial en circunstancias adversas. Puede uno maldecir al tiempo o al destino.
      Abrazos.

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  2. Ese es el meollo de la cuestión: encontrar a tu media naranja, al amor de tu vida. En principio, parece tarea imposible. Puede ser como jugar a la ruleta rusa. No sabes nunca cuando acertarás o fallarás. La propia definición de amor ya resulta complicada.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Es cierto. Cómo saber qué esta persona es eso que quisiéramos que fuera.
      Abrazos Josep.

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  3. Querido Gilo ¿Sabes que es duro? Vivir después de esa mirada, sintiendo vacío y preguntándote siempre ¿Qué habría pasado?
    En esta vida hay dos tipos de personas: las que arriesgan y las que no. Las estables y las que prefieren vivir en un camino inseguro.
    Fíjate que no critico ni opino sobre ninguna de las dos, porque es tan complejo y más en la medida que pasan los años y nos volvemos más reflexivos sobre las consecuencias de nuestras acciones.
    PD: A forma de anécdota, cuando escuché esa canción estaba en un momento turbulento, yo tenía pareja y apareció otro hombre. Pensé, miré de largo, lo dejé pasar. Honestamente por como ha evolucionado mi vida no me arrepiento, aunque si confieso que de vez en cuando recuerdo lo que no pudo ser, lo que no pasó. En fin... fui cobarde.
    Un abrazo!

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