Creo que es absolutamente liberador poder hablar sin ningún tipo de filtro, sin ninguna pena ni temor por decir algo que no deba ser dicho; poder hablar de tu oscuridad, o de la parte que conoces, recibiendo por respuesta información que te permite continuar armando tu rompecabezas.
Aunque es bastante complicado poder llegar a ese nivel de sinceridad luego de demasiados años archivando cosas y aprendiendo a fingir. Es algo muy complicado, dejar fuera de la puerta los prejuicios y las vergüenzas, que se resisten a irse y que al día siguiente puedes encontrar instalados como si nada hubiera pasado.
Es tan placentero hablar y hablar y hablar sin sentirte juzgado. Hablar e intentar desentrañar eso que acabas de sacar de quién sabe dónde, eso que creías haber olvidado, eso que salta y se muestra sin pudor.
Es muy difícil ser uno mismo y mostrar la parte oscura. Cuando se hace, cuando se le pone palabras, es liberador, pero hay que saber hacerlo en su momento y con quien sea capaz de enntenderlo.
ResponderEliminarUn gran abrazo y beeeso, querido Gildo.
Sólo descubrir qué criterios y desde qué emociones hemos guardado y clasificado nuestros recuerdos puede ser un enorme avance. Creo que no hay nada más sanador que una conversación del (con) alma.
ResponderEliminarUn abrazo grande