lunes, 9 de enero de 2023

vacíos

Hace algunos años escribí sobre el vacío que veía y que todavía veo en la sociedad, un vacío enorme desde mi mirada, y que se intenta esconder tras casi cualquier cosa, sin demasiado esfuerzo, ya que vivimos rodeados de estímulos tras los que intentamos guarecernos para aparentar felicidad.

Creo que nunca como ahora es cierto aquello de que se presume de lo que se carece. Y entonces soy feliz aunque esté solo porque no necesito a nadie para ser feliz y además soy libre; no tengo que darle cuentas a nadie. Y tengo paz y soy feliz (más feliz) porque he aprendido de mis fracasos y la vida me ha enseñado tanto que no quepo de alegría. Y podríamos seguir. 

Pero también veo una forma un tanto retorcida de lo que creo es un mecanismo de defensa, que apunta a lo mismo, a alardear que se es feliz aunque no lo pareciera. 

Y entonces presumo que vivo endeudado porque compro demasiadas cosas que no necesito, y entonces no me siento solo en mi absurdo estilo de vida porque muchos dicen ser iguales a mí y hacer lo mismo que yo, y se carcajean conmigo de la situación; pero también la sabiduría de los refranes recuerda que los males de muchos sólo consuelan a los tontos. Pero yo no soy tonto porque en mis redes solo cotorreo y no reflejan para nada mi vida.

Pero en fin. Es lo que hay.



2 comentarios:

  1. Pues sí, amigo, hay quien necesita adquirir cosas y más cosas, muchas veces inútiles, para aparentar una opulencia que no existe y así sentirse realizados. Pero bajo esa superficie de falsas aperiencias habita un vacío que, si son conscientes de su existencia, intentan disimular a toda costa. Hay quien, a falta de felicidad, se la inventan. Engañarse a si mismo es la cosa más absurda que se me ocurre.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He llegado a la conclusión de que no se engaña uno solo, sólo nos mentimos, quizá con la esperanza de que repitiendo la mentira deje de serlo.
      Abrazos Josep.

      Eliminar