domingo, 12 de abril de 2020

mirando al mundo en cuarentena

La verdad dudo muchísimo que el mundo vaya a cambiar cuando todo este asunto termine. Qué quieren, me he vuelto un amargado. Serán las lecturas realizadas, supongo que algo tendrán que ver. La verdad es que somos una especie despreciable y que la droga más adictiva es el poder. Lo he visto más de lo que quisiera. ¿En serio alguien cree que los poderosos se han conmovido y que les interesa de alguna manera la humanidad? ¿Que han dejado de preocuparse por algo más que por sí mismos? ¿Que el capitalismo desmedido y la explotación del otro han tomado algo más que una siesta? Si es así, hay que dejar de leer a Coehlo, la vida no se mueve por ahí.

La historia sigue siendo la misma a pesar de que cambió todo. Sí, aquí en México los primeros infectados eran gente rica, gente que se paseaba por Italia; en algún lado escuché hablar sobre eso. Pero esa gente tiene acceso privilegiado a servicios médicos de primera calidad. Pero esa gente, antes de ser detectada contaminó a otros, a otros menos privilegiados, a los que siempre la pagan. Esa gente pudo guardar una cuarentena lo mejor que quiso, la otra, la otra es la que fue a comprar su comida y limpió su casa, la que no puede creer que es posible aislarse de todo para intentar torear la tempestad. Ellos son los que preparan la comida y la entregan en nuestras casas, los que tienen contacto con la gente, que quién sabe de dónde vendrá, los que usan el atestado transporte público. Ellos son los que se contagian y tendrán que ver si tienen suerte en el sistema de salud.

Sí, ya todos somos conscientes que son más valiosos un médico y una enfermera que un futbolista (en serio no tenían consciencia sobre ello), que no puede ser posible que una persona reciba decenas de millones de dólares por patear un balón o golpear una pelota, y que en un momento como este la batalla la libren unos cuantos mientras los demás sólo miramos conmovidos, con un sentimiento plástico repleto de lugares comunes. 

Posteando noticias devastadoras mientras pedimos otra pizza al uber eats. 



4 comentarios:

  1. No me quiero poner derrotista, pero me cuesta evitarlo.

    Sí cambiará el mundo después de esto. Lo ideal sería pensar que tomaremos conciencia y seremos más humanos, más compasivos y respetuosos unos con otros... Ojalá así fuera.
    Yo tiendo más a creer que todo cambiará, pero a peor. Con el miedo en el cuerpo los de siempre lo utillizarán para aprovecharse más de nosotros. Ocurrió en Estados Unidos después del atentado contra las Torres Gemelas: se cortaron libertades y todo el mundo aceptó porque era para prevenir. Ahora se viene otro recorte y una gran crisis económica que, como dices, pagarán más caro los que menos tienen. Miedo me da el futuro. Tanto que prefiero pensar sólo día a día.

    Un abrazo grande

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    1. Qué más decirte Alís, la realidad apunta hacia allá.
      Si ya ahora se ven cosas horribles aquí. Pero bueno, es como dices, día a día.
      Te abrazo fuerte.

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  2. Uf, estaría tratando este tema (ya lo he hecho en otros foros) horas y horas. Así que, resumiendo al máximo, diré que hace mucho tiempo que perdí la fe en el ser humano. Es hipócrita, egoísta y devastador, salvando, claro está, algunas honrrosas excepciones, que suelen ser los proscritos de la sociedad "oficial", la que manda.
    Y cuando esta pesadilla acabe, nadie habrá aprendido nada. En cuanto pasen algunos meses, todo seguirá igual, o peor. porque después de una gran crisis, siempre ocurre que los ricos (no se sabe cómo) se han hecho más ricos y los pobres más pobres (qué curioso).
    Ahora, en España, el Gobierno ha acabado cediendo a las presiones de los poderes económicos iniciando el desconfinamiento de la gente, permitiendo ir a trabajar a quienes no pueden hacerlo desde casa (la mayoría). El argumento oficial es que la curva de nuevos contagios ya está experimentando un leve (muy leve) descenso y que la economía del país se está resintiendo gravemente. Es muy fácil: quienes van a arriegarse son los trabajadores, mientras que los empresarios (que prácticamente no ponen medios para evitar el contagio) se quedan en casa viendo cómo se recuperan sus negocios.
    Una vergüenza!!
    Abrazos.

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    1. Es en verdad vergonzoso Josep. Cuál humanidad, bueno, yo estoy convencido que lo humano es lo miserable.
      A ver qué pasa buen amigo.
      Abrazos.

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