Creo
no haber confundido todavía nunca la ficción con la realidad, aunque sí las he
mezclado en más de una ocasión como todo el mundo, no sólo los novelistas, no
sólo los escritores sino cuantos han relatado algo desde que empezó nuestro
conocido tiempo, y en ese tiempo conocido nadie ha hecho otra cosa que contar y
contar, o preparar y meditar su cuento, o maquinarlo.
Estas son las primeras palabras con las
que comienza a contar Javier Marías en “Negra espalda del tiempo”, el primer
libro que le leí y en el que me enamoré de su forma de narrar, de su forma de
escribir.
Supe de su existencia en la columna “Carta
de Madrid” que escribía en la revista “Letra libres”, en la que me complacía
leerlo cada mes. Llegué a sus letras por una casualidad, una de esas
afortunadas casualidades. Desconocía por tanto que se trataba de un gran
novelista poseedor ya del Rómulo Gallegos.
Así que cuando sin buscar encontré un
libro suyo, no dudé en comprarlo. Y habiéndome insertado entre las páginas que
va narrando, me dejé llevar por su “envolvente prosa”. Por alguna razón me
gusta esa forma rebuscada que tiene para decir las cosas.
En las páginas de “Negra espalda del
tiempo” Javier Marías es el narrador y el escritor al mismo tiempo, en ellas conviven
lado a lado sus anécdotas personales con las de personajes singulares que de
alguna manera se han cruzado en su camino; gestado todo esto de la suposición
de la gente de Oxford (universidad en la que impartió clases) que se veían
reflejados en su novela “Todas las almas”, creyendo estar retratados en el
libro.
La negra espalda del tiempo es acaso el tiempo vuelto, en el sentido de volver o
regresar, acaso también en el sentido en que decimos "volver una prenda de
vestir" para verle los pespuntes o la trama a un tejido. O es el tiempo
ido, alejándose su espalda. Lo no venido, esto es lo no llegado, lo no
sucedido, lo no existido.
Dice Marías que no es esta una novela
biográfica o unas memorias, que es en todo caso una falsa novela. Si no es una
novela, no sé lo que es. Pero de que es un gran viaje literario, lo es. Al
menos en mi opinión.
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