Será porque tengo tendencias de acumulador o porque soy un acumulador hecho y derecho, pero me siento totalmente identificado con lo que aquí dice: el placer que da poseer libros aunque no se hayan leído todavía. Porque parte importantísima de este placer es el comprar los libros, ese momento donde ese preciado objeto se vuelve de tu propiedad. Y cuyo mayor obstáculo es quizá pensar en la muerte, en la imprevisibilidad de la muerte, y en la posibilidad de que tus libros se queden ahí y quién sabe qué pueda pasar con ellos.
Aunque en mi caso son para Gil, a quien le gusta leer.
Esa es mi antibiblioteca.
Habría que sumarle libros que
no son míos.
En una sociedad de consumo como la nuestra, es mucho mejor gastarse el dinero en libros (aunque luego no los acabes leyendo) que en otras cosas mucho más superficiales. Con los libros sabes que están ahí para disfrutar de ellos ta pronto como decidas tomar uno y siemrpe puedes dejarlos en herencia a quienes gustan de leer.
ResponderEliminarUn abrazo.