viernes, 23 de septiembre de 2016

el tímido ciberdonjuan


Siempre he sido tímido, muy tímido. Poseo una vergüenza excesiva que raya en lo ridículo. Por más que analice una situación y sepa que sólo atreviéndome a hablarle a esa chica que me atrae o con la que podría tener algo con un poco de suerte, no soy capaz de ir hacia ella e iniciar una conversación, bueno, a veces no puedo ni siquiera mirarla si nuestros ojos se encuentran en tiempo y espacio.

Mi poca experiencia sexual está ligada íntimamente al consumo de alcohol. Estar muy ebrio y encontrar una fémina en similares circunstancias ha sido la única manera en que he podido probar unos labios de mujer o en que he terminado enredado entre las experimentadas sábanas de un hotelucho cercano. A veces no he tenido siquiera que pronunciar alguna propuesta o diálogo mediador, todo ha quedado resuelto por nuestros deseos sexuales libres de conciencias represoras.

Aunque como he dicho, mi experiencia sexual es bastante pobre. Esos alcoholizados encuentros no son algo frecuente. En muchas fiestas hay muy pocas chicas y la mayoría de las que están van acompañadas. Hay otras veces en que las amigas de la chica con la que te estás besuqueando tienen los ojos bien puestos sobre la momentánea pareja y no permitirán que salgas de ahí con ella. Enemigas primordiales del sexo casual, envidiosas de la suerte de su acompañante.

La aparición del internet y los chats han sido para mí y supongo que para un montón de gente como yo una bendición. La posibilidad de interactuar y ligar sin el temido encuentro cara a cara es maravilloso. A través de la computadora puedo decirle a una mujer piropos educados propios de admirables caballeros o proposiciones abiertamente sexuales.

Sólo se necesita un poco de paciencia y persistencia para adecuarse a los entresijos de la red. Para darse cuenta de cuáles son los lugares para encontrar mujeres solitarias o qué estrategias usar para hacerte amigo de un montón de chicas, y poco después, pasar al plano romántico sexual.

Pero después de ser un aceptable Donjuan virtual, me he convertido en un muchísimo más torpe conquistador en la realidad. La virtualidad ha terminado por hacerme un inútil completo en los encuentros reales.

Después de la última fiesta, debo volver al cibersexo. Eso ya lo domino.


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