Hablaba sobre mis descubrimientos
personales. Me vino a la mente que otra cosa que uno descubre al crecer y que
también creo que permanecía dormida dentro nuestro son las parafilias y gustos sexuales. Antes de
tener relaciones sexuales uno no sabe cuál será su posición amatoria favorita o
cuáles serán sus gustos sexuales; si podrá hacer caso a Luisa Cortez y aprenderá
a lamer un clítoris o si deseará que su pareja tome un látigo y le dé unos
buenos azotes, arañazos o mordidas. Esas también son cosas que uno va
descubriendo mientras crece, si es que coge, claro está.
Si ustedes pensaban que iba yo a hacer un
listado detallado de mis parafilias, lamento informarles que no será así. Que un
sentido de la corrección social más que el pudor me invita a no hacerlo, me
dice, a brincos para que lo vea, que eso no se debe hacer. Además podría
interpretarse como una invitación para alguna chica que tuviera las mismas
inclinaciones o que decidiera que eso es algo de lo que le gustaría probar. Y
como aparte vuela en el aire el mito de que los que escribimos (bien) somos
extraordinarios amantes, sería poner demasiada carne en el asador de los deseos
prohibidos.
Aunque los viejos lectores saben que soy
fan del cunnilingus, y dicen las buenas lenguas que la mía es una de ellas,
jajajajaja.
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