–¿Sabes si le pasa algo a Lucía?
–Algo como qué.
–Mas bien, si tiene algún problema
conmigo.
–¿Contigo? Por qué lo dices.
–La noté muy rara, pero solamente conmigo.
Me saludó casi como si fuéramos extraños. Lo sentí raro.
–Creo que es sobre el último escrito de tu
blog. Sintió que la atacabas personalmente. Eso escuché.
–No mames. ¿En serio?
No sé qué expresión habrá tenido mi cara
pero la que me devolvió Miguel me dejó intrigado. Parecía sorprendido. Mi
expresión correspondía a un “pobre pendeja”, para empezar. ¿Se sintió atacada?
Pero qué se piensa que el mundo gira en torno suyo y que las cosas que uno dice
o escribe son pensando en ella. Órale.
–Pues allá ella cabrón. Si me pusiera a
pensar en la gente que se puede ofender cuando escribo no escribiría nada.
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