Mi amiga Mrs. Sofía (sé que tenemos poco
tiempo de interactuar pero me nace llamarla así) ha escrito un grandioso texto sobre el menospreciado Clítoris, ese pequeño gigante cuyo único objetivo es
proporcionar placer, el mejor amigo de una mujer. Pero el también ignorado por
bastantes hombres.
Pero cómo no iríamos a ignorarlo si nunca
se nos habló sobre él. Si es una palabra que a veces conocemos hasta que somos
adultos; y a veces nos quedamos sólo en la palabra.
Desde niños se nos enseña que el único protagonista
de todo lo referente al sexo y al placer es el pene. Desde chicos se nos
comienza a inculcar que dependiendo del tamaño de nuestro pene será el placer
que le podamos brindar a nuestra pareja. Y ahí vamos quienes no heredamos los
genes de Ron Jeremy preocupados porque el tamaño de nuestro miembro viril no es
ni la sombra de lo que hemos también estado mirando en revistas y películas
pornográficas. Otra fuente de pésima educación sexual. Ahí vamos midiéndonos
los penes con los compañeros y amigos para orgullo o vergüenza, y ahí están los
poseedores de esos enormes penes enviándolos a sus posibles conquistas en
facebook y páginas de citas, porque creen saber que eso es lo que una mujer
quiere: un pene grande que le dé el placer que necesita.
Y visto desde acá, desde este contexto
machista, no resulta muy satisfactorio saber que una mujer puede alcanzar gran
placer sin la necesidad de nuestro vanagloriado miembro. Que una lengua bien
educada es más valorada que el pene más grande. Porque curiosamente este escondido
amigo es la fuente inagotable del placer, todo lo opuesto a su rival. Y es que
como Sofía sentencia con toda la razón, reconocer al clítoris es darle en la
madre (¿o el padre?) a todo el orgullo masculino.
Yo sigo estando con Luisa Cortés: debéis
hacer del clítoris tu mejor amigo.
Este capítulo de South Park es genial, pero no lo pude agregar.
Midiendo el TAP
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