lunes, 23 de julio de 2018

el fiel "traidor"

En "La vida de David Gale" el protagonista habla sobre por qué San Judas Tadeo es un santo tan milagroso entre la comunidad creyente católica; y su argumento señala que pasaron muchos años sin que nadie le rezara ni le pidiera nada por el miedo que tenían de que los susurrros pedigüeños fueran a parar a oídos de Judas Iscariote "el gran traidor". Así que en el momento en que alguien se aventuró a lanzar la súplica a Judas Tadeo, éste, sin dudarlo dos segundos, solucionó el pedido lo mejor que pudo. Y así, tras comprobar lo hacendosito que era este otro Judas, su fama se extendió como el espíritu milagroso que conocemos ahora, la envidia de muchos otros santitos sin un devoto que les rece un triste padrenuestro.

La cosa es que hace algunos años salió una noticia –vilipendiada por los católicos– que decía que Judas en realidad no había sido un traidor sino un héroe. El hallazgo de un manuscrito con el que se restauraba la tristemente célebre imagen de Judas como un vil traidor, y lo elevaba como un fiel amigo, el amigo capaz de cualquier sacrificio personal, incluso si traería consigo la infamia eterna.

A mí me sonó bastante lógico el hecho. Sólo a la persona más cercana, a la que más confianza se le tiene, a la que se siente que puede respetar nuestros deseos, se le puede pedir semejante encomienda. "Me entregarás, aunque una desgracia eterna caiga sobre tu nombre y tu recuerdo".

Mirando una imagen de la última cena recordé este asunto. Instantes después me vino el nombre de Severus Snape como un compañero de destino de Judas Iscariote: el amigo fiel que debe cumplir el nefasto acto a pesar de todo lo que se pensará y dirá sobre su persona. El deshonrado héroe. 




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