jueves, 4 de octubre de 2018

lógicas

La lógica, que por lógica debería ser elemental, no lo es en realidad, y muchas veces vemos que no aparece siquiera en el horizonte más cercano de cualquier cosa o sentencia. Así que vivimos un mundo repleto de disparates.

Quizá el lugar más repleto de sinsentidos sea la religión, pero los cultos religiosos tienen su propia lógica en la que carecer de sentido parece ser parte del sentido de la misma. La religión no pide razón pide fe. Una confianza sobrenatural en un montón de dogmas sin sentido.

Durante mi blasfemia escrita he podido compartir puntos de vista con otros entusiastas librepensadores, y en alguna ocasión un buen amigo me comentaba sobre lo ridículo que resulta "la santísima trinidad" si uno se propone explicarla, o que te la expliquen (cómo puede ser un dios hijo y padre al mismo tiempo al tiempo que deambula como santo fantasma (holly ghost)). Es más absurdo que ver al coyote persiguiendo al correcaminos.

O aquel otro asunto de la pureza de la santisisisísima virgen María con su inmaculada concepción y lo aún más extraordinario de su parto mágico con la presencia del espíritu santo como inesperado fecundador.

Se me ocurre que cuando la curia católica se encontraba definiendo los misterios de su fe estaban cayéndose de pedos, incluso drogados, para creer que las ridículas historias que estaban ideando tenían algo de sentido (como aquello de que dios creó el día y la noche el primer día pero al sol hasta el cuarto). Ya habiéndola cagado a alguien menos pendejo se le ocurrió sentenciar que los caminos del señor eran misteriosos para disimular lo absurdo de las historias y acallar todas las preguntas. Corregir sobre la marcha.

Pero si bien el sentido de la coherencia estaba ausente en el diseño de las historias fundamentales de los católicos, los argumentos para disimular la estulticia y seguir embaucando ingenuos han sido, si no lógicos, al menos contundentes y funcionales.

Con un enfermo grave van de ganar ganar: si el infeliz muere, después de determinado sufrimiento, dios le ha permitido descansar y acompañarlo en el cielo eterno; dios así lo quiso, dios sabe lo que hace (aunque no lo parezca). Si por el contrario se cura, ha sido dios y sólo él el responsable de devolver la salud al susodicho antes infeliz. Los doctores y la ciencia son meros adornos.

Si bien aquellos fueron bastante tontos estos han resultados demasiado oportunos. La lógica, un asunto menor.



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