lunes, 21 de septiembre de 2020

somos

 
 
Han pasado tantas cosas, he sentido tantas cosas a ambos lados de lo que puedo sentir: miedo profundo, dolor, un sinsentido al que no le veo los pies; pero también alegría y felicidad, esa que hace que me brote la sonrisa como si me fuera tan fácil hacerlo. Me has dado dolor pero también la mayor alegría. Y la cosa es que llego a tu casa y veo tus ojos claros (llenos de claridad, sin el rencor que te quedaría (o lo que sea que es) libres de todo) y me siento el más enamorado de nuevo. Me diste tanto, tal vez sin darte cuenta. En ese beso en mi mejilla lleno de ternura, ese rodearme con tus brazos dándome a entender que a pesar de todo te sientes increiblemente bien en mis brazos. Y luego tus palabras, ese amarme al odiarme, pienso qué tan grande es lo que sientes por mí que no te quedó más remedio que sacarlo con palabras. 
Han pasado tantas cosas que tendrían que hacerme pensar que si no ha sido un error lo que tuvimos sí sería momento de desterrarte de mi cabeza y de todos esos sueños que me he atrevido a construir, así si los cimientos siguen siendo de algodón. 
No hay lógica alguna, pero esto es amor, no ciencia.

5 comentarios:

  1. ¿Cómo encontrar explicación a lo que no la tiene?

    Me pregunto por qué el amor nos hace seguir apegados a quienes nos generan sufrimiento...

    Un abrazo grande, Gilo

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    1. Comó mi querida amiga. Pero está esa adictiva mezcla entre felicidad y sufrimiento.
      Te abrazo.

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  2. El amor a veces es algo efímero y escurridizo por mucho que queramos retenerlo. Pero si lo hubo de verdad, siempre podemos decir aquello de que fue bonito mientras duró.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Lo sé Josep. Pero hay algo más, mucho más. O quién sabe, jajajaja.
      Te abrazo.

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  3. O algo Julio. Un viaje en montaña rusa amigo mío. Sin muchas razones.
    Abrazos

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