jueves, 12 de agosto de 2021

sobre un poema

Dice facebook que el año pasado publiqué este poema en mi muro:

Nuestras almas son afines
aunque pienses que exagero,
ya ves, nuestras cicatrices
han encontrado consuelo
en las caricias del otro
en su abrazo y en su pecho;
la soledad compartida
mutó en un amor muy bello.

Las cosas que hemos vivido
en estos días inciertos
me despejaron la mente
me hicieron verte de nuevo,
los sentimientos gozados
las sorpresas que tenemos
las acciones realizadas
que han dicho más que lo cierto.

Y aunque yo fuera tan cursi
hay cosas que no había hecho,
escrito tantos poemas
abriéndome todo el pecho
para enseñarte mi alma
con la mierda que aún llevo,
sin ningún miedo al mostrarme:
contigo a gusto me siento.

Tú sabes qué hemos vivido
tú sabes qué es lo que tengo
has visto que mi persona 
te ha revuelto lo de adentro
te he sacado lindas cosas
que muertas sentías de menos,
aunque más bien tú pensabas
que ni existían en tu cuerpo.

 

Es uno de los poemas que más me gustan, por muchas cosas. Y aunque lo había escrito pocas semanas antes, fue hasta el doceavo día de agosto que lo subí, en ese frenesí romántico, en un ataque de vanidad quizá.

Es uno de esos poemas que salió de un tirón. Como si ya todos los versos estuvieran formados esperando posarse en el papel, con las palabras rimadas bien dispuestas y los metros cuidados. Y de hecho recuerdo bien como apareció.

Le había enviado un pequeño audio donde comenzaba explicándole mi certeza de que nuestras almas eran afines, y creo que dentro de la cursilería del momento no me fui tan lejos, y no hablé de almas gemelas; sólo de la afinidad expresada cuando estábamos juntos. Su respuesta fue que era yo un exagerado, pero tenía demasiados argumentos para sostener mi temeraria afirmación, que dio pie a la cursi charla llena de miel de dos enamorados.

Pero ya tenía esos dos primeros versos para armar un romance en octosílabos: nuestras almas son afines/ aunque pienses que exagero. Así que tomé mi libreta y comencé a escribir. Y como ya dije, los versos salieron muy fácil, sólo había que escribirlos. Un rato después revisarlos, checar métrica, y ya estaba. Y se lo compartí.




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