Deberías, si fueras prudente, tenerme
miedo, sobretodo en este día aciago de sabor a vencido. Cerrar bien puertas y
ventanas, acompañarte siempre de un amigo, hacer caso a tu madre cuando pide
que no andes nunca sola. Porque no vaya a ser que dé rienda a mi animal
instinto, que me pide tomarte, si es preciso por la fuerza. Pactar con Satanás
poder ser el aire que escape por la rendija a las ventanas cerradas y te posea
de pies a cabeza, haciendo escala prolongada en tu pubis, porque no me ha
bastado ser el aire que respiras.
Y después llorando me arrepienta de mis
actos. En una primera instancia, porque era la única forma de ser tu dueño, la
única forma de consumar nuestro amor. La obsesión que eres para mí.
“Hoy ten miedo de mí” es quizá la canción
más conocida y puede que igual la más querida de Fernando Delgadillo. Es esa
canción que como el incoloro individuo que ama en secreto entonas pensando en
esa amadísima mujer que o no te conoce o no tiene intenciones de ser algo más
que tu amiga, si es que has tenido suerte suficiente y puedes vivir momentos
cerca de ella. Pero también es entonada por la chica, que espera que sea el
bastión tras el que ese hombre creído perfecto esconde el amor y la pasión por
su persona. Que él sea el vil intruso no suena mal.
A mí me gusta mucho, narra la violación
más poética que conozco.
Luego pienso en Alicia y Benigno, ella no
pudo tener miedo y él la salvó. Misión cumplida.
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