Cantarte una canción o escribirte algo, es
obsequiarte una parte de mi alma. Cantarte desde adentro, con todo mi ser,
concentrado y sin mirarte para que los sentimientos no dominen mi voz y todo se
vaya a la mierda; decirte todo con una canción. Escribir palabras buscando sean
precisas y te digan eso que quiero que sepas, aunque sé que lo sabes, o eso
espero; pero no quiero que lo olvides: un acuerdo más íntimo de alma a alma. Es
darte algo que ha salido de mí con el único propósito de hacerte saber que te
amo, de recordártelo. A mi manera, con todos mis monstruos, con toda la mierda
que aun cargo y que no se va aunque trate de tirarla. Con mi amor cursi,
encimoso y demostrativo, con mis manos que no se pueden estar quietas cuando
estás junto a mí, ni mi boca, que te sigue buscando como si sólo lleváramos
unos pocos días juntos, con toda mi lujuria pervertida volcada sobre tu cuerpo,
con mis fetiches y mis prejuicios, con mi amor sencillo y torpe; con lo
ofendido que me siento cuando no me dejas expresarlo a mi manera.
Te amo como sé, de la única forma en que
puedo hacerlo, desde el fondo de mi alma.
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