Hace
pocos días, una tipa que trabaja enseñando las piernas en televisión abierta, diciendo
lo primero que su sentido común le dice, en el canal de televisión que más
penetración y audiencia tiene en este país tan lejano a dios y tan cercano al
imperio yankee, dijo una gran estupidez.
Al
parecer, fue instruída a decirlo. Ya no es noticia el matrimonio existente
entre el gobierno de este país y la principal televisora entretenedora del
pueblo mexicano. Así que fue requerida como líder de opinión.
Como
pasa en estos tiempos de tuiteros y feisbukeros, la virtual opinión pública se
merendó completa a la señora Legarreta. Memes y memes circulan en la red
exhibiendo la supuesta imbecilidad de la señora.
Este
llamó mi atención.
Pero
en este país de los millones que ven las telenovelas del “canal de las
estrellas”, el país donde las personas más seguidas en twitter son artistillas
pop, el país donde millones venden su voto por una despensa o una televisión.
En este país, miles y miles de personas quisieran ser como Andrea Legarreta.
En
este país la gente quiere fama y fortuna, muchísimo mejor si no necesitan hacer
algo extraordinario para conseguirlas. La gente quiere salir en la tele, ser una
estrella más del “canal de las estrellas”. Quieren “ser famosos”.
Resulta
que, en este país, la mayoría de la gente sí quisiera ser como Andrea
Legarreta.
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