Esta imagen muestra lo primero que escribí
(en mi vieja –no tanto– libreta de Cálculo diferencial). Hablando, claro, del
hecho de ponerse a escribir sobre algo para plasmar lo que uno quiere decir. Ya
había publicado una especie de resumen deportivo para una revistita que editaba
un compañero de la preparatoria (Slash). Así que estas líneas y una página más,
anterior a las que muestra la fotografía, fueron lo primero que me puse a
escribir en algún lado.
Tenía la idea de que por ahí debía estar,
medio perdida, la libreta donde me puse a redactar mis pensamientos un día del
verano de 1998, cuando terminé la preparatoria. No recuerdo el porqué del
asunto, pero un buen día pasó.
Hablo ahí sobre relaciones con las
personas, personales e impersonales; protocolos, hipocresía, mi timidez. Fue
bueno leer esos viejos escritos, creí que iban a ser peor de lo que leí.
En los costados de las hojas hay dibujos
como en casi todas mis libretas de apuntes. Desde rayas y círculos, líneas y
más líneas, no sé si por mis obsesivocompulsiones,
hasta dibujos bastante elaborados.
Tecleando esto, me ha llegado el recuerdo
de un pequeño verso que escribí para la clase de Taller de lectura y redacción
II, que al profesor le gustó muchísimo y me hizo releer como 6 o 7 veces, pese
a lo incómodo que me sentí tras varias lecturas, ya que para mí no representaba
algo tan maravilloso como para él. Creo que nos había pedido que escribiéramos
unos versos o un poema o algo. El verso decía: “Cuando estoy triste y no sé qué
hacer, tan sólo con verte vuelvo a nacer”. Nada del otro mundo.
Y bueno, esta sería la evidencia de las
primeras letras del Gilo.
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