jueves, 3 de marzo de 2016

Una relación moderna.



Nos sentimos muy modernos. Creímos que estábamos por encima de los demás y que podríamos manejar esta situación. No sé si tú lo habrás podido hacer, es evidente que yo no pude.

¡Vamos a tener una relación de sexo sin compromiso! Sólo sexo, sólo coger, sin involucrar sentimientos ni otro tipo de pendejadas. Sexo libre entre dos personas dispuestas a disfrutar y olvidar sus prejuicios. Pero los prejuicios no se van, siempre queda un algo de aquello que sembraron en nosotros cuando éramos pequeños.

Dijo la señora del periódico, “la sexóloga”: lo importante al tener sexo consensuado es la comunicación y la protección, hablar sobre lo que los dos quieren y sobre lo que esperan, hablar sobre como cuidarse, no sólo en lo que respecta al uso de preservativos. Hablar para dejar todo claro, saber que los dos queremos lo mismo.

Sí hablamos, hablamos bastante. Incluso fui muy elocuente en cuanto a la conveniencia de jamás enamorarnos, ese no era el plan. Era perfecto. Estábamos de acuerdo en todos los pormenores. Aprovecharíamos la hora y media en que en mi casa no hay nadie. Todo estaba dispuesto.

El problema fue que no fui sincero. Yo sí estaba enamorado de ella, desde hace algunos años de hecho. Me sentí tan afortunado de que llegara a pasar esto entre nosotros que fue demasiado sencillo decir sí a todo lo que ella proponía, acceder a todas sus reglas y especificaciones. Decirle que pensaba igual. “Hay, qué coincidencia”.

Para ella sí fue sólo sexo. Yo en cambio, esperaba que termináramos siendo una pareja “con todas las de la ley”. Yo la veía como mi todo, ella a mí sólo como su compañero de cama, alguien totalmente prescindible. Yo esperaba que el sexo mutara en noviazgo, ella no.

Pero creo que igual me hubiera acabado enamorando de ella, es genial la hija de la chingada. Es una tipa fantástica. Yo sólo soy yo, un mentiroso que la quiso engatusar, alguien que creyó tener más suerte de la que tuvo ese milagroso día de la increíble proposición.

Y aquí estoy junto a ella después de haber cogido. Pero no estoy contento. Me ha preguntado que qué tengo y le he respondido que nada. 


¿por qué ahora que el sexo se volvió algo tan fácil, el amor se volvió tan complicado?"

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