Estos últimos días –ésta última semana– han
sido especiales. Recuperé (nunca se fueron del todo) a dos queridos amigos. A
uno lo creía muerto, lo maté en mi imaginación. Por fortuna no fui ave de mal
agüero. El otro reapareció después de muchos meses sin tener noticias suyas.
Uno es maduro y el otro joven, uno español, de Jaen; el otro colombiano, de
Medellín, o eso creo. A ambos los conocí en los primeros meses de esta aventura
del blog; Diego, el colombiano, fue una de las primeras personas que me dejó un
comentario generoso y quien le cambió la cara a mi espacio virtual con gran
gentileza, algunos lo recordarán. Ildefonso, el español, se convirtió en mi
mejor amigo virtual en una amistad tan real que cuando lo creí muerto le lloré
más que a personas de mi familia.
Dos buenos amigos. Estoy muy contento de
haberme reencontrado con ellos.
Ahhhh, y también llegué a 200 textos
publicados. Juuaaaasssss.
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