Más de una vez me he preguntado si tendré
algo sobre lo que escribir al pasar de los meses, si podré seguir publicando
cosas en mi blog, si podré seguir tecleando algo que valga la pena leer. Creo
que son lapsus de pesimismo o incertidumbre, quizá de hartazgo. Sentir en algún
momento si es que tiene algún sentido seguir tecleando mis ideas, recuerdos,
opiniones y frustraciones, si a alguien realmente le interesa lo que pueda
contar, decir o repetir. Si tiene caso aferrarme al compromiso que me hice, si
tiene caso continuar escribiendo al menos para mí. Si es que podré seguir
haciéndolo.
Pero algo que hasta el momento no he
pensado en los casi tres años y medio que llevo escribiendo y publicando es en
dejar de escribir. Pienso que seguiré escribiendo todo lo que me reste de vida,
no concibo la idea de detenerme, aun si ya no hago públicas mis letras y se
vuelven esporádicas No creo que pueda dejar de hacerlo incluso si como a otros
algún impedimento físico me impidiera hacerlo personalmente. Creo que buscaría
la forma de seguirme expresando con palabras. Pero uno dice muchas cosas cuando
está enamorado y en verdad se cree los “parasiempres” que se expresan sin
pensar en lo que vendrá. Nunca se sabe lo que vendrá.
Dice mi amigo Vicente que es un vicio muy
malo este de escribir, supongo que sólo bromea, yo creo que es el más hermoso. Se
hace uno adicto a escribir palabras, se maravilla con los enunciados que salen
del alma y que a veces uno no se cree que los ha creado, se hace uno adicto a
decir lo que se piensa, a expresarse con libertad; cuando uno es honesto.
Y se hace uno también adicto a ser leído,
a ver que hay algún desconocido que ha venido a leer lo que has escrito desde
la otra punta del continente o desde el otro lado del mundo; mucha más adicción
generan los comentarios positivos que alguien te obsequia, aunque puedes
creértelos y nublar tu juicio, alimentar de más tu vanidad, dejar crecer tu ego
y sentirte un héroe de papel. Se vuelve uno adicto a decir, incluso si tus
decires son incómodos para la mayoría, si uno se llega a cuestionar cosas que se
supone no admiten respingos ni interpretaciones. También hay adicción en crear
polémica.
Por ahora seguiré escribiendo mis
necedades. Por fortuna hay quien quiera leerlas. El tiempo que sea, estará
bien.
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