lunes, 14 de mayo de 2018

Fantasías

Al parecer me he construido varias fantasías. Al principio me sonó a una exageración, me resistí a creerlo. Poco a poco vi que no. Incluso les he puesto pisos bonitos y me he esmerado en adornarlas. 

Una de ellas, la que más me afecta, es una que me dice que mi madre no me quiere. Y mi narcisismo y vanidad me hacen decir que sí me quiere, pues es mi madre, con una chingada, ni modo que no me quiera, que tampoco soy un hijodeputa. Pero eso es sólo una fachada, la cortina de humo que me hace quedar bien, ni modo que vaya lloriqueando que mi mami no me quiere. 

Pero me quedé pensando –porque si algo he hecho en estos últimos meses de torturarme en el diván es pensar– que tampoco es que sea un niñito llorón que se queja de todo. Lo acepto, es mi fantasía, la he moldeado con esmero. 

Pero cómo no estaría firme ese jodido producto de mi imaginación si mi madre parece también esmerarse en hacerla fuerte y saludable. Si abona constante y ferviente el ya de por sí enorme tronco. Si aparenta deleitarse en darme argumentos que fortalezcan mi inconsciente creencia. Si parece ser tan feliz cuando me jode sin razón alguna.

Sólo veo que la he construido firme, pero que ella me ha arrimado demasiados ladrillos.


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