domingo, 7 de abril de 2019

Entre Fanfarrones

Estas son otras décimas. En un principio no lo eran, había escrito tres cuartetos (que no se llaman cuartetos por su medida, pero no recuerdo el nombre) pero por el tono del poema me pareció más pertinente jugar con las décimas. Creo que el mensaje es claro, la red está llena de mierda disfrazada de poesía, mientras los espectadores no pueden diferenciar entre Sabines y Quetzal noah, o cualquier otro escribiente de pacotilla.

Nunca faltan fanfarrones
que se vistan de poetas,
se sientan grandes estetas
plagiando versos simplones.
Claro, tienen sus razones:
calzarse de intelectuales,
cumpliendo simples rituales
de reescribir malos versos:
folios huecos sin reversos,
simples palabras triviales.

Genes creen tener ellos
de Baudelaire y Sabines,
pero fácil los defines
en patéticos Coehlos*,
grandes poetas de aquellos,
que no tienen parangón,
puro poeta chingón;
sólo escribiente maldito.
Como Bukowski son hito:
no tienen comparación.

Les diré con gran zozobra
que estos farsantes del verso
tienen público diverso,
gente devota de sobra;
que no distingue una "obra"
de cualquier perogruyada,
gente que vive engañada
por merolicos virtuales,
payasos de carnavales,
y se conforman con nada.

¡Ay! nuestra pobre poesía,
le han mancillado la casa,
cualquiera entra y se propasa
con su vil bisutería.
Y entre tanta porquería
lo bueno queda escondido;
el talento ahí perdido
entre el lodo no se nota;
menos lo nota un idiota
por las redes confundido.


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