Los días de principio de año son buenos para la lectura, me refiero a las primeras semanas del año, no a los primeros días, cargados de resaca y poco sueño, de demasiada comida y alcohol en abundancia. Lo son, al menos para mí que encuentro apasionante sentarme por varias horas a mirar un partido de beisbol o de futbol americano; y en enero se sigue jugando americano pero ya no hay juegos nocturnos. Aunque la batalla que tienen que librar los libros con las películas por mi tiempo nocturno nunca se extinguirá y siempre lleva un paso de ventaja el cine, ¿será por aquello de mi impresionante flojera? En una gran cantidad de canales están pasando alguna película y están aquellas que no me canso de mirar. Pero los libros tienen la invaluable característica de la ubicuidad, y me puedo llevar un libro a todos lados. Algunos caben en el bolsillo trasero y los demás son tan sencillos de transportar. Son la mejor compañía en demasiadas situaciones: ¿será que hay gente tan vacía o que me he vuelto tan mamón? Y además, los libros vencen con facilidad todos los inconvenientes que se presenten (un vehículo ruidoso, el cabeceo frente al sueño, la distracción del distraído, mis múltiples distracciones). Salvo en el caso de la aparición de una bellísima mujer que me haga voltear a verla más de lo que debería, pero un voyeur es un voyeur, y un cinéfilo bastante más. Y admirar una mujer bella es todavía mejor.
miércoles, 11 de marzo de 2020
divagues invernales
Los días de principio de año son buenos para la lectura, me refiero a las primeras semanas del año, no a los primeros días, cargados de resaca y poco sueño, de demasiada comida y alcohol en abundancia. Lo son, al menos para mí que encuentro apasionante sentarme por varias horas a mirar un partido de beisbol o de futbol americano; y en enero se sigue jugando americano pero ya no hay juegos nocturnos. Aunque la batalla que tienen que librar los libros con las películas por mi tiempo nocturno nunca se extinguirá y siempre lleva un paso de ventaja el cine, ¿será por aquello de mi impresionante flojera? En una gran cantidad de canales están pasando alguna película y están aquellas que no me canso de mirar. Pero los libros tienen la invaluable característica de la ubicuidad, y me puedo llevar un libro a todos lados. Algunos caben en el bolsillo trasero y los demás son tan sencillos de transportar. Son la mejor compañía en demasiadas situaciones: ¿será que hay gente tan vacía o que me he vuelto tan mamón? Y además, los libros vencen con facilidad todos los inconvenientes que se presenten (un vehículo ruidoso, el cabeceo frente al sueño, la distracción del distraído, mis múltiples distracciones). Salvo en el caso de la aparición de una bellísima mujer que me haga voltear a verla más de lo que debería, pero un voyeur es un voyeur, y un cinéfilo bastante más. Y admirar una mujer bella es todavía mejor.
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Y los libros también sirven para disimular una mirada indiscreta...
ResponderEliminarGilo, ¿primeros días del año? Si ya prácticamente pasó un cuarto, jajaja. Un amigo mío preguntaba por estas fechas si todavía era válido felicitar el año nuevo, jajaja.
Un abrazo grande. Me gustó leerte así
Bueno, creo que las felicitaciones siempre serán bien recibidas, pero los días de marzo son de los primeros días del año si los comparamos con los de noviembre, por ejemplo, jajajaja. Y para el traje completo del voyeur el libro y unos lentes oscuros, pero entonces sí, no avanzaría ni una página.
EliminarAbrazos Alís
A ver, aclaro, que últimamente ando muy metepata: me gusta siempre leerte, pero en este texto te siento más liviano y me gusta lo que eso puede decir de ti y de cómo estás.
ResponderEliminarOtro abrazo
Ya sabes tú que los textos salen solos, y a veces sale algo así, ligero y algo cómico, o al menos a mí me da risa.
EliminarTe entiendo bien querida.