miércoles, 27 de enero de 2021

un divague en enero II

Pero bueno, supongo que no voy a cambiar. Al menos no en ese aspecto de darlo todo si me siento tan feliz. Como ya dije, no le veo sentido. Y además, soy un poco masoquista en ese aspecto, ese de saborear el dolor. Entonces, pues, también lo disfruto. ¿Será una versión light del pégame pero no me dejes?

Y sí, entre las cosas que le conté, está ese pensamiento funesto sobre lo que ahora creo: que la vida no es justa. Y es cuando debo dejar salir la carcajada que me desnuda, una vez más: creí que de alguna manera el no haber sido una mala persona y haber amado bien, me hacía merecedor de ese amor tan lindo que aunque se había tardado cuarenta años en llegar, había llegado. Nos había llegado a ambos. Así somos de ilusos y estúpidos. Yo al menos. Cuánta ilusión me hizo que mi primer novia fuera también la última. Ahí estaba, sintiéndome el más afortunado.

Quiero cambiar cosas, pero pese a todo, esto no es una de ellas. Porque por más frustrado que me pueda sentir debo recordar aquellas palabras de Erik cuando le preguntaba sobre el sentido de ser como soy: te sirve a ti. Y eso es lo único que importa. Aunque a veces lo olvide.

2 comentarios:

  1. Hacer las cosas por gusto, por sentirse bien, no para obtener algo. Y de paso así se es feliz con uno mismo... saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto. Si se está en paz con uno mismo ya se tiene mucho ganado.
      Un abrazo.

      Eliminar