Hace algunos meses apareció en la
cartelera una película llamada 3 idiotas
que me dieron muchas ganas de ver, sobretodo porque el director es Carlos
Bolado (Promesas, Tlatelolco, etc).
Me llevé una de las más grandes decepciones cinematográficas hasta ahora, la
película me pareció una cochinada, con una historia simplona y absurda, llena
de detalles incoherentes. Luego de verla quise escribir una crítica titulada Cine idiota para gente idiota, pero la
apatía, quizá exacerbada por la propia cinta me alejó de teclear mi malestar.
La verdad es que me choca esa pedante
postura de creer que todo el cine mexicano será malo, o que todas las comedias
nacionales serán ridículas y absurdas sólo por haberse realizado en el país de los tacos (de
los que se comen). Hay películas de las que después de haber visto el tráiler
me dan ganas de ver, ha habido alguna que he visto más por morbo o porque tenía
ganas de ir al cine, o porque tenía un boleto gratis. Otra verdad es que me
gustan las comedias, me gusta reír. Aunque no ría cuando todos los demás lo
hacen.
Fui a ver Hazlo como hombre, no sólo para ver a Aislyn Derbez, sino porque me
pareció que podría tratarse de una película digna de ver, divertida. Y a pesar
de leer un fragmento de una crítica algo negativa sobre ella me aventuré a
verla (lo mejor fue darme cuenta en la taquilla que tenía un boleto gratis con
palomas, nachos y refresco). Pasó lo contrario que con la de los Idiotas, la
película me gustó. Me pareció adecuado el manejo de la salida del closet, con
énfasis en los prejuicios idiotas que se escuchan aún todos los días en este
país. Me gustó el tono de farsa de la primera parte de la cinta.
Luego –no sé de qué forma se habrá formado
esa idea en mi cabeza–, me quedé pensando que toda la culpa es de Martha
Higareda, porque de las otras tres comedias mexicanas que vi en el último año y
medio, las únicas dos que me parecieron horribles fue en las que aparece la
famosa actriz que se agrandó los pechos (que por cierto, un primo me hizo notar
que siempre hay una escena en la que hay una toma descarada sobre su escote;
su, según él, famosa “escena de chichis”). Y la cosa no es que salga ella, la
cosa es que Martha es productora de esos horrendos filmes, así que tiene
responsabilidad en el producto final. El otro bodrio es No manches Frida.
Otra cosa es que esa idea de hablar de
cine idiota para gente idiota es una idea muy pertinente porque esos dos
espantosos filmes tuvieron una muy buena recaudación en taquilla; de hecho
escuché a varias personas decir que les habían gustado mucho. Y no es que me
las dé de exquisito, pero las cosas malhechas se notan. Pero pues si eso les
gusta, eso les seguirán dando.
Una nota final. En la de los Idiotas es
evidente lo bien que ha tratado la vida a Martha Higareda. Si la comparamos con
Luis Fernando Peña, su coprotagonista en Amarte duele, ese cuate si se ve
requetetraqueteado.
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