Ha escrito Simón Virdaén en su último posteo: la admiración parece enamoramiento. Creo que es una verdad bastante grande. Y también creo que lo es al revés: el enamoramiento es admiración.
Desconozco si uno podrá enamorarse de unos pechos magníficos o un cuerpo
maravilloso, no lo creo, pero sí los admiro; aunque quizá alguien así lo crea. Pero cuando uno se enamora de una persona existe en nosotros una
admiración tan grande que nos nubla la razón.
Admiras tanto a esa mujer que te ves con ella de la mano siendo
ancianos. Te admira tanto esta mujer que te ve con esa luz especial que hasta
te mira como el padre de sus hijos; incluso si no quería tener hijos.
Y la verdad es que por más machos que nos sintamos parece que
amamos a Messi o a Miguel Cabrera cuando hablamos de sus hazañas. Parecemos
adolescentes frente al primer enamoramiento. Y que a nadie se le ocurra hablar
mal de nuestro ídolo. Esa es una afrenta mayor.
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