Cuate es sinónimo de amigo acá en mi tierra, pero este vocablo tiene la
particularidad de que es usado casi exclusivamente por niños o cuando uno se
refiere a los amigos de los niños (aunque mi madre decía tus cuatachos y ya no
éramos niños). Cuando uno ya ha crecido y le salen barbas suena raro sino es
que graciosísimo que se refiera a sus camaradas como sus cuates, son ahora
compas, brothers u otra palabra enaltecida por la moda.
Pero está aquella expresión de cuates mis aguacates y ni se hablan,
cuando alguien apela a la amistad que supone tener contigo para pedirte algún
favor no muy pequeño.
Mi amigo Ovidio Moré, cubano él, cuando me
deja algún comentario aquí en el blog, casi siempre recurre al cuate cuando se despide amigablemente de
mí. Siendo cubano le es cercana la expresión tan mexicana –eso supongo–. Me
resulta bastante agradable que me diga que soy su cuate, que somos cuates.
Aprecio mucho que use una palabra de mi tierra en nuestros intercambios.
Otra persona que recurrió a la cariñosa
palabra fue el líder de los rescatistas japoneses que nos ayudaron después del
terremoto: amigos en la adversidad,
cuates de verdad, dijo cuando se despedían, después de “echarnos la mano”.
Dedicado a todos los cuates que tengo gracias al blog.
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