Se supone que en los deportes de conjunto
lo importante es el éxito del equipo, y el mayor logro es quedar campeón. Los
records individuales son para beneficio del jugador que los logra y no aportan
casi nada a los objetivos del conjunto. Un equipo que desciende de categoría no
tiene interés en festejar a un campeón de goleo, para qué.
Pero en los deportes gringos (que tanto me
gustan) siempre se premian las individualidades. En el equipo campeón se debe
decidir quién fue el Jugador más valioso, el que sobresalió de los demás para
poder salir avante. Generalmente gana un auto.
Los Indios de Cleveland rompieron un
record de victorias consecutivas en la temporada que terminó. Ganaron 22 juegos
sin perder uno sólo, lo que les alcanzó para ser el equipo más ganador de su
liga. Cuando estaban próximos a romper la marca pensé: de nada les va a servir
imponer un nuevo record si no salen campeones. Como a mis Atléticos no les
sirvió en su momento conseguir ese logro.
Como tampoco le sirvió a los Warriors
alcanzar y rebasar la maravillosa marca que tenían los Bulls de Michael Jordan,
no quedaron campeones. O a los Patriotas terminar la temporada invictos si iban
a perder el Supertazón.
Esos equipos sí pasan a la historia, pero
del lado del libro donde se escriben los grandes fracasos. De qué les sirvió
conquistar esas marcas impresionantes si no pudieron quedar campeones. De nada.
Cuando mis Atléticos ganaron 20 juegos
seguidos en 2002 me emocioné con la posibilidad de un campeonato. Mucho más
decepcionante aún fue perder una serie que ganaban 2-0 contra los odiados
Yankees. Este año, ayer, a los Indios les pasó exactamente igual: rompieron el
récord de victorias consecutivas, se pusieron 2-0 en su serie y fueron vencidos
por los Yankees. La coincidencia de otro fracaso.
Si la historia se repite Yankees no será campeón. Al menos.
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