Parece que la musa que me ayuda a poner las palabras en orden se había ido a dar la vuelta con algún sátiro de buenas manos, porque aunque había sentido ese deseo de escribir sobre esto, no encontraba la manera de hacerlo. Éste, el que tecleo ahora, es quizá el tercer o cuarto intento por poner en palabras eso que quería decir.
Ahora, creo que podría hablar de las casualidades. Creo que es un tópico al que recurren tanto Javier Marías como Milan Kundera, autores de los libros que leí, uno tras el otro en el orden en que he nombrado a sus creadores. Los libros: Los enamoramientos y La insoportable levedad del ser.
Ahora, creo que podría hablar de las casualidades. Creo que es un tópico al que recurren tanto Javier Marías como Milan Kundera, autores de los libros que leí, uno tras el otro en el orden en que he nombrado a sus creadores. Los libros: Los enamoramientos y La insoportable levedad del ser.
Mientras leía otro libro que ahora no recuerdo, aunque ahorita me llega el flashazo de que quizá era Escritos de un viejo indecente, mi querida amiga Mrs. Sofía en su blog Pienso, luego escribo –mantra con el que comulgo– escribió una reseña sobre el libro del autor checo. Luego de nuestro intercambio en su blog coincidimos en lo prudente que sería que leyera el famoso libro. Le dije que lo haría, pero que antes tenía esperándome Los enamoramientos.
Varias semanas después, habiendo ya leído la obra de mi admirado señor Marías y metido hasta las narices en esa levedad de los seres, me pareció demasiado afortunada la casualidad de haber leído primero Los enamoramientos y luego La insoportable levedad.
Creo que precisamente cuando se habla sobre las casualidades que ha decidido ver Tomás para considerar que su encuentro con Teresa ha sido una especie de encuentro cósmico, es algo parecido a lo que dice María Dolz sobre nuestro empeño por encorsetar hechos triviales y vestirlos del brilloso traje de las casualidades para creernos que con esta nueva persona con la que hemos coincidido estamos destinados a tener algo más que un acelerado latir del corazón que desea tener a alguien a quien regalar flores en San Valentín.
Parece que la traviesa musa o mi angelito de la guarda vinieron a guiarme las palabras, porque he tecleado algo que al menos satisface mi deseo por hablar de ambos libros en una misma entrada, que es lo que quería hacer desde un principio.
Los enamoramientos es la para mí hipnótica prosa de Marías con su primer narradora, contando la intrincada y amatoria historia donde María pasa de simple observadora a personaje secundario y quien podría cambiarla por completo. El cruce entre deseos, obsesiones, amores y amantes, suspicacias, reflexiones y muerte. Con la aparición del enigmático Ruibérriz al que los asiduos al madrileño conocemos bastante bien.
A diferencia de mi amiga Sofía, he disfrutado muchísimo del libro de Kundera, en el que muestra que la vida se asemeja a las pinturas de Sabina, con algo escondido tras lo evidente. Creo que si algo nos define como especie es lo contradictorios que somos, incluso irracionales en muchos casos aunque nos pasemos pregonando lo contrario.
Y bueno, hay hechos que se cruzan en nuestro camino y que cada uno decide si ver o no como una casualidad.
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