Dijo Lennon hace ya bastantes años: la vida es eso que te pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes; mi amiga Sofia dice que la vida es lo que pasa mientras esperamos. Siendo sincero, quizá por los tiempos que vivimos, le doy más razón a mi amiga gallega que al buen John, aunque esa canción por obvias razones humedece un poco mis pequeños ojos.
La espera, en estos tiempos de calentamiento global y líderes mundiales incompetentes se ha vuelto una especie de tortura para muchos. Nadie quiere esperar por nada.
Las compañías de servicios de internet y de teléfonos móviles promocionan como la mayor ventaja sobre sus competidores la rapidez de sus productos: Para que no esperes, Al instante, Con la máxima velocidad para que navegues (pierdas el tiempo), Con sólo pensarlo, el grandioso teléfono sabrá lo que deseas hacer y en menos de un parpadeo estará listo para satisfacerte, No esperes más...
Y no hablemos de los berrinches y malestares cuando la respuesta al mensaje enviado por el dispositivo móvil tarda más de un minuto (literal) en llegar. Podríamos escribir un libro de historias macabras originadas en la tardía respuesta de un whatsapp o en las punzadas estomacales desencadenadas cuando aparecen las palomitas azules que le dicen a los impacientes que a su interlocutor le importa poco darle respuesta; aunque podría no saber qué decir o estar aterrado ante la rotunda negativa que debe dar.
Los ricachones no quieren esperar paradotes a que les toque subir a la montaña rusa del Six Flags, así que pagan para no hacer fila, aunque terminan haciendo alguna porque hay más ricachones de los que creíamos o porque hay quienes prefieren pagar de más que formarse con la chusma. Pocas cosas hay más decepcionantes que estar próximo a abordar el juego y que llegue un grupito de riquillos a subirse antes que tú, pese a la hora y media que llevas formado.
Bueno, que ve uno a gente a la que consideraba relativamente razonable gritando su berrinche porque luego de ver los 20 capítulos de la serie de moda el fin de semana, deberá esperar un año para poder ver la siguiente temporada y volverse a atascar de historias en alta resolución.
Mientras, yo espero con bastante paciencia la próxima película de Quentin Tarantino.
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