miércoles, 25 de marzo de 2020

de los días que pasan...

Marzo 18
Hay veces en que me gustaría creer ciertas cosas; porque soy cursi, porque soy imbécil, porque soy humano, y las puertas del hubiera son tan anchas.
Darme cuenta una y mil veces que la vida no es justa no basta, sorprenderme deseando que lo fuera, una ilusa perversión; pero me hubiera gustado tanto que lo fuera contigo.
Que tu modo de vida justo y caritativo te evitara lo que malviviste tus últimos días. Despojada de tu dignidad, con tu desnudez expuesta, comunicándote con señas como un bebé, siendo regañada como niña desobediente.
Teniendo que escuchar las necedades de todos y sus estúpidos pensamientos. Yo, no tú. Tú no sé qué pensarás al oírlos.
Esta no era forma de morir. No lo era para alguien que vivió como tú lo hiciste.



Marzo 21
Todo tiene sentido. Al menos para mí. Un sentido retorcido y patético, pero al fin sentido. ¿A qué dios le pides? ¿A qué dios le rezas? ¿A qué santos te encomiendas? No existen. Pero tú decidiste creer el cuento aquel. Ese que nos enseñaste y del que para tu pesar todos tus hijos renegamos.
Si creo que la vida no es justa, ¿por qué habría de serlo contigo? Eres especial, pero, eso qué.

No me está gustando tener razón, a pesar de que me gusta tanto.


Marzo 22
Y resultó que no éramos tan distintos (tenía su lógica, podíamos hablar).
El ateo y la creyente, el fodongo y la pulcra, el vulgar y la propia, el pasguato y la veloz, el disperso y, la decidida, la proactiva, la hábil. Agua y aceite te dije no hace tanto en unos versos.

Pero sabes, nos parecemos mucho más de lo que los dos creíamos.

Y ya no te hablé de ello. Sé que no te habría gustado escucharlo. Se supone que me parezco a mi papá.



Si de por sí despreciaba a tu dios. Bueno, no se puede despreciar lo que no existe. Lo que realmente desprecio es la religión católica. Desprecio toda la idea que gira en torno suyo. Lo sabías, aunque fingías no hacerlo. Todavía me hablabas de él y te hacías la sorprendida cuando te decía, te explicaba una vez más que no me creía esos cuentos.
Ahora, luego de escuchar tanta mierda (para mí eso es) lo desprecio todavía más. La verdad no creo que te extrañe saberlo. Me conoces, a pesar de que no te guste lo que soy. Pero esto soy.
Creo que nunca te dije que me hubiera gustado parecerme más a ti. Al menos eso pensaba antes. Ahora no pienso eso más. Soy esto nos guste o no.

Al menos me diste ESA satisfacción, tan necesaria como egoísta, y te lo agradezco con el alma. La necesitaba, no me imaginaba cuánto.

Los días siguen pasando. Yo sigo esperando que nos dejes mientras duermes, tranquila, en calma. Sin nada salvo paz.


6 comentarios:

  1. Gilo, qué bien que estés teniendo estas conversaciones con ella, aunque sea escribiéndolas, aunque ella no lo sepa... A veces necesitamos ser escuchados, pero muchas veces nos basta con poder decirlo, sacarlo de nosotros.

    Siempre nos parecemos más de lo que creemos a nuestros padres/madres. Siempre tenemos de ambos. Es una ilusión que sea más a uno que al otro, aunque sea lo más visible.

    Un abrazo grande

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  2. Hola, Gilo!
    Cuánto tiempo ha pasado (he pasado, más bien).
    Me alegra saber que sigues manteniendo tu pequeño rincón de letras, más aún en momentos como el que estás pasando.
    Sabes que soy tan crítica como tú cuando de religión se trata. No obstante, supongo que cada quien tiene su forma particular de encontrar sentido y esperanza en este mundo. Tu madre eligió la religión, y está bien, al igual que está bien que tú hayas elegido discrepar y buscar tus propias explicaciones a la vida.
    En cualquier caso, creo yo también que, a medida que maduramos, más nos parecemos a nuestros padres, para bien o para mal.
    Espero que ese final esté repleto de paz, para ella y para ti.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Mira que te he extrañado. Te busqué en facebook y no sé dónde más. Me alegra verte volver. Ahora sólo Sofía.

      Ha sido devastador verla morir de a poquito, y tener que callarme, sin poder decir lo que pienso. Pero están las letras, siempre tenemos las palabras a nuestra disposición.
      Te abrazo fuerte amiga.

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  3. Me gusta lo que escribes y cómo lo haces. Si puedes sigue escribiendo en esta etapa, que parece la final, de la vida de tu mamá.

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    1. Saludos desconocida o desconocido. Te agradezco las palabras.
      Abrazo.

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