Siempre han existido egos desmedidos, pero
entre la multitud de presuntuosos presumidos hay un porcentaje que alardea de
lo que no existe, que presume lo que no tiene y que se cree algo que jamás
podrá ser. Quizá personas a las que de niños sus padres exageraron con aquello
del “tú eres el mejor”, carentes de toda objetividad y autocrítica, y no sé
cuántas cosas más.
Esto que escribo viene después de haberme
topado con un posteo de cierta chica a la que hace mucho había dejado de
seguir. El dichoso posteo aludía a la presentación (¿en sociedad?) de lo que
presumía era su quinto libro publicado. ¡¿Quinto libro!? pensé, con todo el morbo
del que soy capaz. Pero si recuerdo que esa chica escribía horrible, con tildes
arbitrarias y puntuación deficientísima.
Mi gran morbo me llevó a abrir el posteo
para comprobar si lo que recordaba era verdad o si acaso la chica en cuestión
se había dado a la tarea de trabajar en su escritura. Todo es posible.
Al ver la mentada presentación del libro,
comprobé que todos mis prejuicios hacia su persona eran realidad, pero iban
hasta el extremo de lo que para mí es absurdo. La escritora, que así se
autonombra esta desubicada mujer, alardeaba la publicación de su quinta novela
en una pésima presentación en la que además aseveraba estar trabajando en la
próxima sexta entrega de sus libros.
Tenía que ir a ver cómo era ese quinto
libro así que pinché el enlace. Al leer la primer página de la supuesta novela
experimenté un nuevo nivel en lo que a pena ajena se refiere. Ya se imaginarán
lo que me encontré.
No soy alguien que guste de joder a las
personas por internet pero creo que hay cosas que se deben decir, así que le
dejé un comentario en su posteo donde le dije que había demasiados errores
ortográficos en la primera página de su libro. Lo que hizo al leer el
comentario fue borrarlo, desconozco si habrá ido a averiguar si lo que le dije
era malaleche o una verdad.
Algunos dirán que debería importarme una
mierda lo que los demás hagan y lo que los demás se crean. Y sí. Me vale madre.
Pero no me vale madre que una tipeja que no distingue entre lástima y lastima
vaya presumiendo que es escritora y que escribe libros. Libros que
evidentemente autopublicó, en los que no existió una mínima revisión ni cosa
parecida.
Porque por gente como ella –que son
millones– es que muchos piensan que los libros autopublicados son basura, que
ningún libro autopublicado tiene calidad en ningún aspecto, que estos libros son
la alternativa para que snobs ególatras se llamen escritores.
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