Me había dicho mi amigo que no repitiera
palabras en un mismo párrafo, que se ve mejor si se buscan sinónimos y palabras
afines, a menos que la repetición que se hace de cierto vocablo (he borrado “palabra”,
la había vuelto a escribir) tenga un sentido específico. Trato de aprender, así
que le hago caso. Con lo que no contaba es con mi dislexia y mis errores
tipográficos. No me di cuenta que había tecleado mal la palabra pero que al
hacerlo había escrito algo existente, otra palabra, razón por la que el word no
me señaló nada erróneo en su subrayado rojo. Lo que siguió lo atribuyo a mi
atolondramiento crónico y mi residencia constante en las nubes, quizá también a
algo de prisa ya que casi debía salir para mi cita con el doctor. La cosa es
que tomé esa palabra que según yo había repetido y le pedí al procesador un
sinónimo. Tomé el primero que me ofreció sin cuestionar su pertinencia e hice
el cambio en el texto presionando sobre la nueva palabra. Por otro descuido no
di una última revisión a mi escrito y lo publiqué como quedó al teclearlo. El
resultado ya lo conocen, en el disparate que quedó en esa descuidada línea.
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