donde están enterrados varios sueños
como ese de cobrar dando batazos
o aquel otro de fama por un filme.
Rincón de parasiempres arrumbados
y promesas quebradas doloridas,
un intacto perfume a amor platónico
junto a las vírgenes del desencanto.
Ahí tendrán que estar mis fantasías,
los castillos de naipes que he creado
las mentiras que visto de verdades;
lo que invento y me creo contra todo,
huecas y extrañas todas mis quimeras,
las que duermen tranquilas junto a mí.
A Erik González
Un soneto blanco (sin rima), con la mano de Morgana de guía.
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