Desea lo mejor, prepárate
para lo peor, y deja que la vida te sorprenda. La
frase me parece de una lógica abrumadora, mayor a la que a veces creo ser capaz
de razonar, de razonar con este pensamiento mío demasiado contaminado de eso
que el autor de esta frase, Odin Dupeyron, llama EPMP: Exceso de Pensamiento
Mágico Pendejo.
Me da bastante pena propia aceptar que vivir en un país lleno de
gente que te suplica que decretes y que ni por pensamiento, palabra, obra ni
omisión pienses cualquier cosa con una ligera connotación negativa, porque
mediante la pendeja ley de la atracción la llevas automáticamente a tu vida y a
tu destino, a veces me doy cuenta de lo mucho que estoy contaminado por tan
infame forma de pensar y de vivir. Sí, lo reconozco.
Recuerdo a una amiga de mi madre reprendiéndola cuando habló sobre
su cáncer. No digas eso Lucero, casi le gritó alarmadísima, no te lo apropies,
ni de chiste. Pero, era SU cáncer, sólo porque era SU cáncer pudo vencerlo tras
un diagnóstico temprano, rudas sesiones de quimioterapia y radioterapia, una
extirpación y jugoterapia. El puto cáncer estaba en SU cuerpo. Pero aún si esta
amiga es una persona culta y preparada repetía la tradicional chorrada de la
pseudofilosofía de la atracción y el maravilloso universo conspirador. Aunque
usted no lo crea. Caras vemos creencias pendejas no sabemos.
Más difícil de creer es darme cuenta de lo contaminado que estoy
por tanta basura matefísica.
Porque aun si le creo totalmente al buen Odin y su lógica me
parece destructora de tanta pendejada regada por el mundo, se me cuela el
pendejo pensamiento de que si me preparo para lo peor, lo estoy pensando, y el
pensarlo me hace pensar en posibilidades en las que no desearía pensar. Aunque creo saber lo conveniente que es pensar en todas las posibilidades y en lo vital que
resulta pensar. Ya lo dijo aquel amigo, si no lo hacemos, no existimos.
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