lunes, 23 de abril de 2018

otra de monstruos


Ya he hablado de mis monstruos –que podrían verse así, como un grupo de deformes amigos o como un gran monstruo: pudiera ser como aquellos constructicons de mi infancia, varios monstruos que se pueden ensamblar para ser más terroríficos. Eric me dijo una vez sobre que algo que discutíamos era algo así como la uña del pie del monstruo, o sea que sí está bien alimentado–, del proceso de poder colocar un espejo frente a mí y verlos aparecer, con más o menos sorpresa. 

Pero creo que olvidé mencionar una parte importante que vino a mí tras ese hermoso viernes, luego del reencuentro con la que creo es el amor de mi vida. Lo que sí dije es que a ella le puedo decir cualquier cosa, me siento cómodo hablándole de mis mierdas con mucha libertad, así que le hablé de este "amigo" mío, al que estaba conociendo, y del que le dije, esperaba poder convivir con él, en una llevadera armonía.

Me miró seria pero con ternura (quizá lo de la ternura lo he inventado yo, pero había mucha empatía en ella) y me dijo: Tienes que amarlo, no sólo convivir con él, recuerda que es parte de ti, y tienes que amarlo para poder amarte. 

Plantó otra semilla en mí, me dejó una idea fundamental. Ella, otra vez ella.


Así que, no estoy de acuerdo con la imagen.

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