jueves, 6 de octubre de 2016

Con ayuda del poeta


Tú que eres poeta y en el aire las compones
dime qué es mejor decirle para bajar sus calzones
para que piense que soy el caballero azulado
el hombre casi perfecto, aquel que estaba esperando.

Regálame las palabras del seductor consumado
del Don Juan apabullante, del ligador arriesgado,
quiero embobarla en un verso, domarla completamente
embriagarle los sentidos, la libido y la mente.

Tú que eres poeta y en el aire las compones
no me dejes solo, no me decepciones.

Las grandiosas décimas de Ovidio al rescate:

No creo sea adecuado,
querido Gilo, correr
y enseguida pretender
montar el desaguisado.
Hay que andarse con cuidado
y hacer los preliminares;
hacerla gozar a mares
con tu lengua de poeta,
pues conquistar esa "meta"
precisa de otros "cantares".

Estudia bien a Quevedo,
a Espronceda o a Darío;
canta el corazón partío
de Alejandro sin enredo.
Al oído dile quedo
sus virtudes, luego besa
el lóbulo con destreza
y termina por el cuello.
Te excitará su resuello
y perderá la cabeza.

Y cuando baile a tu son
porque mariachi le diste
usa aquello que aprendiste
al compás del diapasón.
Con mucho mimo y pasión
le deslizas los calzones
y con tus dedos glotones
perfila suave su fruta,
que luego ya la batuta
hará las penetraciones.



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