Creo que eso de que los mexicanos no le
tenemos miedo a la muerte es una de las grandes mentiras que nos han contado o
que repetimos para sentiros la gran cosa, como esa otra de que los mexicanos
somos bien ingeniosos. No creo que más que cualquier otra persona de cualquier otro país.
Al menos hablo de lo que veo, de lo que he
visto. Y veo que la gran mayoría de la gente le tiene un miedo inmenso a morir.
Eso de que nos burlamos de la muerte
también lo considero una mentira. No nos burlamos. Si acaso, en los festejos de
noviembre, nos hermanamos con ella y hacemos bromas a sus costillas. La
invitamos como una amiga incómoda con la que hay que tratar de convivir.
En más de una charla de sobremesa ha
salido por casualidad el tema de qué es lo que uno quiere que hagan con su
cuerpo cuando deje de existir (antes de que el papa deseara lucrar más con las cenizas). No hay mucho hacia donde hacerse, ser cremado o
sepultado, los funerales vikingos o a la Game
of thrones están prohibidos (ya lo investigamos). Y en medio de los deseos
fúnebres, nunca falta al menos una persona que pida que se cambie de tema o que
argumente que esos no son temas para tratar ahí, en ese ahora.
No sé cómo se haya comenzado con la
costumbre de escribir calaveras, de matar literariamente a alguien. Pero pienso
que es sólo una costumbre que repetimos, porque nos la pidieron en la escuela,
porque están en el periódico sobre políticos y artistas o porque vimos la
propaganda de un concurso. A mí me encantan.
Muy poca gente ve a la muerte como parte
de un proceso que ya iniciamos. Yo veo en la gran mayoría un temor enorme a la
muerte.
Pero pues con eso de que los mexicanos
somos re bien chingones, la muerte nos hace los mandados. Ja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario